La fanaticada es una parte
vital dentro del deportes. Después de todo, ¿Qué sentido tendrían los
juegos, si no existieran personas que disfrutaran de los mismos? Y es que, sin
la presencia de los espectadores, de los amantes de la pelota, de la raqueta,
guantes o la velocidad, el mundo deportivo no sería lo que es hoy día. Sin embargo,
existen muchos fanáticos que, envueltos en sus emociones, buscan un pase directo a la Suprema Corte y terminan sentados en la silla
de un juez, emitiendo juicios de valor contra determinados jugadores, técnicos,
ligas, federaciones y pare usted de contar.
El caso más reciente fue
el pitcher estrella venezolano, Felix Hernández, y me tomo este espacio para
escribir al respecto porque lo que he leído durante los últimos dos días en las
redes sociales en torno a este jugador, ha sido digno de sentarse y ponerse a
pensar: ¿Esto es en serio?
Hace unos días, salió a
relucir la noticia sobre la extensión del contrato de Felix con el equipo de
los Marineros de Seattle. Dicho acuerdo, de concretarse, se convertiría en el
más lucrativo para un lanzador en toda la historia de las Grandes Ligas, pues
se hablaba de 7 años de contrato, y una suma de $ 175 MM.
Poco después que
circularan los rumores de las negociaciones entre Felix y Seattle, el pelotero
venezolano emitió declaraciones en las que, vista la nueva etapa en su carrera,
debía declinar por razones personales y laborales, su participación en el
Clásico Mundial de Béisbol el cual se llevará a cabo el próximo mes.
Bastaron esas palabras
para que los fanáticos del equipo Vinotinto se fueran con todo el poder de las
palabras por las redes sociales contra Hernández.
Cosas como que Felix es
una vergüenza nacional, un hijo de la avaricia, un vende patria, y otras que me
reservo, se han leído y escuchado los últimos días respecto al pitcher
venezolano. Fue tanto el maltrato verbal que recibió el King Felix, que salió al paso a dichos comentarios, y a través de
su cuenta en Twitter pidió disculpas a la fanaticada, defendiendo además su
posición, indicando que todo lo hacía por el bien de su familia que es su
prioridad principal.
Para nadie es un secreto
que llegar a las Grandes Ligas y establecerse en el que se conoce como el mejor
béisbol del mundo, es el sueño de todos los que juegan a la pelota. Llegar no
es fácil, pero mantenerse es mucho más complicado. El talento y las cualidades,
son sólo un par de elementos de los muchos que se necesitan para que la
presencia de los jugadores por la gran carpa sea algo permanente. Hernández, un
lanzador joven en un equipo que muchos tildan de “no competitivo”, ha dejado
claro su compromiso con Seattle desde el principio. Después de todo, Félix ha
logrado establecerse y desarrollarse en las filas de los Mariners.
Debemos recordar que el
Clásico Mundial de Béisbol es una competición organizada por las autoridades de
la MLB, y que tiene como objetivo principal la propagación de la práctica del
béisbol en el mundo. Aunque muchos quisiéramos que este evento fuese de la misma envergadura
del mundial de Fútbol, la realidad es otra, y muy distinta. Por eso, hacer
comparaciones al respecto no se corresponde. La MLB no es la FIFA, y estas dos
competiciones se encuentran en polos opuestos, tanto en objetivos, como en tiempo,
organización e importancia. ¡Y me disculpan la sinceridad!
Aunque a muchos no les
guste, la magnitud del Clásico Mundial no es igual a un contrato dentro de un
equipo de Grandes Ligas. Y es precisamente esa organización la que está detrás
del mundial. Las matemáticas son sencillas y exactas. Este caso no es la
excepción.
Y pareciera que los
venezolanos nos tomamos muy a pecho el Clásico. Sí, es importante. Además,
donde quiera que vaya un equipo que represente al país, uno desea que los
mejores vistan la camiseta nacional. Sin embargo, ¿nos da derecho eso de juzgar
a los demás, sin conocer la historia detrás de todo el asunto? En mi humilde
opinión, la respuesta es una negativa contundente.
Que un pelotero proteja su
futuro en la liga y con el equipo que le ha dado trabajo, que ha creído en su
carrera, que ha estado de su lado para ayudarle desde un principio a cumplir
con sus sueños, asegurándole un futuro próspero y estable a él y a su familia
no es un escándalo ni algo digno de un destierro patriota, es simple sentido
común.
Es hora de empezar a
abandonar el lugar de los jueces, y seguir disfrutando de la belleza del
deporte desde el mejor asiento del mundo.