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miércoles, 30 de julio de 2014

Fiel al "Modus Operandi"

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Quien diga que la Federación Venezolana de Futbol no ha sido “constante” con sus acciones, sus códigos y formas, no ha prestado la suficiente atención al futbol nacional y su dirigencia en los últimos años.

Luego de ocho meses de espera, de una interminable lista –bastante risible- de candidatos, alimentada por la necesidad de algunos periodistas (aquellos adictos al tan ansiado tubazo), infinidad de rumores, conflictos y alianzas entre gobierno y federativos, y con una pérdida de tiempo irreparable, Rafael Esquivel dio a conocer el nombre del nuevo DT de la selección mayor.

Noel Sanvicente, reconocido estratega venezolano, con un palmarés ansiado por muchos, trabajador como pocos en el balompié nacional, finalmente recibió su anhelada oportunidad, y será el encargado de dirigir el destino de la escuadra Vinotinto, durante los próximos 4 años, de acuerdo con lo informado por la FVF.

Un día antes del anuncio oficial, el circo que se vivió en las redes sociales dejo en evidencia que, en cuestión de aprendizajes por aquello del ensayo y error, aún estamos en las categorías “pre”. Más allá de la emoción de algunos fanáticos, y la reacción adversa de otros, la carrera por obtener el banderín del yo lo dije primero se tornó tan pintoresca y absurda como todo lo sucedido durante este tiempo en la cual la Vinotinto estuvo huérfana de dirección técnica.

Circense, sí. Así parece ser todo lo que rodea al futbol nacional por estos días.

Ya en la rueda de prensa, un incómodo Esquivel junto a  Sanvicente, dieron cara a un país donde -a razón de la lógica- tenía más preguntas y dudas que alegrías. Era el momento oportuno para expresar todas las interrogantes, y más importante, exigir oportunas respuestas.

En cambio, tuvimos desbordes de alegrías, cánticos y los ya conocidos aplausos. Ambiente propicio para que el mejor artífice de la politiquería que ha visto Venezuela, se zafara nuevamente de rendir explicaciones sobre lo ocurrido en estos ocho meses, donde la gran perjudicada fue la selección.

Lo único que necesitó aclarar nuestro zar criollo, en aras de salvar su imagen de independencia, fue aquello de no haber recibido nunca presiones por parte del gobierno de Venezuela, en relación a la designación del nuevo DT nacional.

De esa forma lo sentenció Esquivel al empezar sus declaraciones, en una rueda de prensa que pareció casi improvisada. Pobre en sonido, y más en contenido.

Difícil posición la de Chita, quien además, tuvo que soportar preguntas en relación a situaciones sucedidas en un ciclo donde él no fue partícipe y donde las alabanzas eran la muletilla de turno. Como mejor pudo, aclaró que llegaba para trabajar, y que el objetivo principal era la clasificación al próximo mundial.  

No fueron dos días. La FVF y sus dirigentes, encabezados por un muy astuto Esquivel, contaron con ocho meses no sólo para presentar un nombre, sino para responder y disipar las dudas que quedaron flotando desde el cierre del período anterior. Sin embargo, nada de eso ha sucedido. Queda entonces la impresión que, hasta ahora, lo único que cambió es el nombre del timonel de turno.

Empezamos nuevamente desde cero con una dirigencia que se mantiene fiel y apegada a sus [malas] formas. La improvisación sigue siendo la bandera. La Vinotinto tendrá un arduo camino y deberá hacer un trabajo enorme para tratar de ponerse al día, y recuperar el tiempo que innecesariamente ha perdido.


Sanvicente tiene por delante dos campeonatos (Copa America 2015 y 2016), y las eliminatorias mundialistas de cara a Rusia 2018. Sumemos que, a este nuevo reto que se le presenta en su carrera, deberá trabajar por primera vez, mano a mano, con un Esquivel quien ha sido la piedra de tranca de muchos –incluyéndole- en el futbol nacional. 

lunes, 12 de mayo de 2014

No hay cancha pa' tanta gente

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La venezolanidad. Si hay algo que tenemos bien definido es eso. Para nosotros, no hay nada que no se pueda. Si no sabemos algo, lo inventamos, y si no hay espacio, cualquier huequito sirve porque creemos que -en ocasiones- "mientras mas mejor". Somos los embajadores del Entre, que caben cien.

Sin embargo, esta máxima no puede aplicarse en todos los aspectos de la vida, en especial si no se está preparado para ello. En el fútbol pasa igual, y cuando de falta de preparacion se habla, la FVF ya entra como gran referente en la materia.

Para nadie es secreto que fútbol en Venezuela es un karma, resultado de una serie de desaciertos, de improvisaciones llevadas a la práctica, que se ha desarrollado con todas las taras posibles, bajo la mirada cómplice de federativos, dueños de equipos, gobernantes, y por supuesto, el aval del artífice mayor, su majestad Rafael Esquivel.

En materia de infraestructura no se queda atrás. Luego de la Copa América celebrada en nuestras tierras, quedaron algunos estadios que hoy sirven de morada para los equipos que hacen vida en el fútbol nacional, tanto de primera división como de las otras categorías. Algunos corren con la suerte de tener un recinto decente, donde jugar no representa un dolor de cabeza. No es el caso de Caracas.

La capital de la Republica -y hago énfasis a propósito- cuenta únicamente con dos locaciones: El Olímpico de la UCV, y el Brígido Iriarte.

Mucho se ha dicho de estas plazas. ¡Y con razon! Practicar cualquier deporte en estos lugares representa un riesgo enorme para los jugadores. Son terrenos en condiciones paupérrimas, que semana tras semana, debido a las condiciones del clima caraqueño y el frecuente uso, van mermando.

Recordemos que el Olímpico es una plaza universitaria, ergo, no sólo se juega fútbol de primera división en la misma. Los equipos que hacen vida en la Universidad Central de Venezuela también utilizan -por obvias rezones- las instalaciones de este estadio. Es esta la casa del Caracas Futbol Club y del Deportivo Petare. Por su parte, Deportivo La Guaira y el Atlético Venezuela tienen como casa el Brígido Iriarte.

Las quejas van y vienen, pues las pésimas condiciones de ambos terrenos son obvias, dificultando así el buen desarrollo del juego.

Ahora… el punto no es sólo ese. Usted y yo, que seguimos la movida del balompié nacional, sabemos que en el presente cierre de temporada, ningún equipo de la capital está en puestos de descenso. También sabemos que, en el torneo de segunda, el equipo de Metropolitanos FC esta cerca de ascender a la primera división. ¿Saben cual es la casa de "los violeta"? Exacto: El Brígido.

Matemática básica. De lograr la claseficación, Metropolotanos se convertiría en el quinto equipo capitalino en la categoría mayor del fútbol nacional. ¡Serían CINCO equipos! Lo del calendario será una locura -cosa ya habitual- pero ya las pésimas infraestructuras de Caracas no parecen aguantar más, además del riesgo que representa y que hablamos con anterioridad.

Aquí, señores, no hay cancha pa' tanta gente. No caben cien, no entran más. Es que no hay espacio ni para los que ya están, que sufren las consecuencias de la falta de organización y seriedad de la bodega de Sabana Grande, y del desconocimiento -o desinterés- tanto de los dueños de equipos, como de federativos y gobernantes, quienes tienen desde hace tiempo sus manos metidas en este negocio llamado fútbol. 

Muchos tienen sus esperanzas puestas en el Parque Hugo Chavez, donde, según los planos, se construirá un nuevo estadio para Caracas.

De esperanzas se vive, dicen.

Cuando terminen el CAR, ese que tiene 10 años en construcción, hablamos.

Supongo que, mientras tanto, toca eso de #Resistencia. 

domingo, 30 de marzo de 2014

Venezuela, a seguir haciendo historia

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Tras el pitazo final al minuto 93, el sueño seguía vivo para las chicas Vinotinto. Tras un partido de infarto, emocionante de principio a fin, Venezuela consiguió una enorme victoria ante el seleccionado de Canadá, para así firmar su nombre entre los mejores cuatro equipos del mundo de la categoría Sub17.

Con goles de Deyna Castellanos, Yosneidy Zambrano y Gabriela García, las criollas lograron un histórico triunfo 3 goles a 2, sobre su similar canadiense, y su pase a la semifinal del Mundial que se disputa en Costa Rica.
Es la primera vez en la historia del torneo que un equipo de Sudamérica llega a semis, lo que representa un triunfo doble para el equipo que dirige Keneth Zseremeta.

Ya con este equipo parece que nada sorprende. 

Las venezolanas han mostrado tener lo suficiente para ser parte de las mejores del mundo. No existe miedo a la hora de saltar a la cancha, y aunque varias de sus jugadoras sean tímidas, dentro del terreno de juego se convierten en profesionales y asumen los partidos como tal.

Apoyadas en la goleadora, Deyna Castellano, y en la genialidad de Gabriela García, Venezuela sigue dando argumentos serios para llegar a la final del torneo.

Para conseguir el boleto que las lleve a disputar el título, la Vinotinto deberá medir fuerzas contra la experimentada selección de Japón, que venció a México 2-0 para instalarse en la semifinal del torneo.

Un reto nada fácil para las criollas, pues Japón es conocido por su trabajo y alto rendimiento en la categoría.

Al respecto, Zseremeta dijo “En países como Japón trabajan el fútbol femenino desde los ocho años. Las selecciones asiáticas tienen más de 20 años de evolución que los sudamericanos en esta categoría, pero nosotros no tenemos miedo.”

Este próximo Lunes, las heroínas Vinotinto saltarán al engramado del estadio Edgardo Baltodano Briceño, ubicado en la localidad de Liberia, con la mente puesta es seguir escribiendo esta maravillosa historia para el balompié nacional, y conseguir su pase a la gran final del Mundial.

Independientemente lo que suceda ante las niponas, lo logrado por estas chicas ha sido extraordinario. Han representado dignamente y con honores los colores de una camiseta que tiene la gran virtud de unir a todos los venezolanos, y han elevado la barrera para las otras selecciones nacionales, así como para una Federación Venezolana de Fútbol, que debe tomar notas sobre el trabajo que ha realizado Keneth Zseremeta con estas chicas, y buscar expandirlo a todas las categorías que conforman el sello Vinotinto.


Mientras esperamos que Esquivel ponga manos a la obra y se designe a un DT para la selección mayor (tarea pendiente desde el año pasado), nosotros seguimos admirando a estas guerreas mundialistas, todos con la ilusión de escuchar, por primera vez, nuestro himno en la final de un torneo internacional organizado por la FIFA. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

A la altura de las circunstancias

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Llegaron a Costa Rica con una etiqueta que pesa. Ser campeonas sudamericanas, más allá del título, implicaba ciertos parámetros de rendimiento. Quizás el color del uniforme prendía las luces del escepticismo en más de un conocedor del deporte, de un seguidor, de un hincha.

Representando un país cuyas glorias deportivas están más ligadas al béisbol, donde la situación política y social acapara titulares, así como las miradas de millones de personas, ellas decidieron actuar comprometidas con el juego que aman, y demostrar a todos que fueron a afrontar este nuevo reto con un objetivo claro: hacer su fútbol y ganar.

La Vinotinto Sub17 femenina se ha empeñado –y nosotros agradecidos- en hacer historia y dejar su marca en el balompié nacional e internacional. En septiembre, consiguieron el título de campeonas en el Sudamericano de la categoría, celebrado en Paraguay. Ahora, en el Mundial que se lleva a cabo en Costa Rica, las dirigidas por Kenneth Zseremeta siguen en una gran racha.

Venezuela terminó invicta en la primera ronda, con tres grandes victorias ante el anfitrión (3-0), Zambia (4-0) e Italia (1-0), con 8 goles a favor y manteniendo su arco en cero.

Los resultados conseguidos por las chicas Vinotinto han dejado sorprendido a más de uno, menos a ellas mismas.

El equipo ha mostrado una gran disciplina, mucha técnica, y un acople que sólo se consigue con compromiso a lo que se hace, con la práctica, con constancia.

El talento sin trabajo no trasciende. Hay que procesarlo, y es exactamente lo que ha hecho Zseremeta con esta selección.

Pueden existir individualidades que destacan, que hacen diferencia, pero al final del día el fútbol es un deporte de once personas, no de una. Doce, si agregamos al entrenador.

La selección actúa con engranaje. No tienen miedo de tomar riesgos en la cancha. Una defensa que, aunque ha mostrado algunas fallas –casi normales- ha sabido solventar en los momentos difíciles, para así mantenerse imbatibles, y el ataque ha sido clave. Una ofensiva letal, comandada por Deyna Castellanos y Gabriela García, quienes nos recuerdan con su desempeño, la belleza de este deporte.

Ahora, el equipo buscará seguir en su enorme racha por el sendero de la victoria, cuando en cuartos de final se enfrenten a la selección de Canadá, quienes no serán un rival fácil para las criollas.

Las norteamericanas también clasificaron invictas (una victoria y dos empates), terminando en el segundo lugar de su grupo. Ahora, por tercera vez se encuentran en esta etapa del torneo, de donde no han logrado avanzar.

Han mostrado un muy buen juego, en especial en la ofensiva, donde son comandadas por Marie Levassseur, quien es la goleadora del equipo con tres dianas.

Será un partido de mucho roce, donde la posesión del balón jugará un papel importante, y donde las fallas en la defensa pueden marcar notoria diferencia para el pase a la semifinal.

Venezuela apostará a hacer su juego, controlando las líneas, y explotando el ataque. Con la humildad que las ha caracterizado, pero con el aplomo que las ha dejado por los momentos, entre las mejores ocho del mundo.

Partieron sin mucho ruido. No hubo abanderamiento, no hubo acto. Ni la Federación Venezolana de Fútbol, ni el Ministerio del Deporte, ni siquiera la Presidencia mostraron mayor interés respecto a esta Sub17 femenina.

Fueron pasadas por debajo de la mesa, pues para el ente que rige el fútbol en Venezuela, esa monarquía criolla comandada por Esquivel, era más importante dejar el nombre y el compromiso del titular de la cartera deportiva en alto.


Parece que tal indiferencia no ha sido de gran importancia para las talentosas chicas. Hace unos días dije eso probablemente no afectaría en su rendimiento, y me alegra ver que -por lo menos esta vez- no me equivoqué. 

viernes, 14 de marzo de 2014

La importancia de las formalidades


Siempre se ha dicho que los detalles hacen la diferencia, que los clichés son exactamente eso porque funcionan, que respetar las formas y guardar las formalidades dejan en evidencia la importancia de lo que se hace. Esto aplica para todos los aspectos de nuestras vidas. En el fútbol no es la excepción.

Hace un par días, la Federación Venezolana de Fútbol informó a través de su cuenta en Twitter (@Prensa_FVF), que la selección femenina Sub17 partiría a Costa Rica, donde se disputará el mundial de la categoría, sin realizarse el acto de abanderamiento a la misma por cuanto el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez, se encuentra en Chile acompañando a los atletas que participan en los Juegos Suramericanos 2014.

El anuncio de la FVF excusando al Ministro, mostró el profundo interés que tiene Rafael Esquivel por mantener las mejores relaciones con el Ministerio, luego del acercamiento y apoyo mutuo entre ambos entes, en las pasadas semanas.

Recordemos que estas chicas hicieron historia, al ser el primer equipo de fútbol venezolano en coronarse campeón de un torneo internacional, al quedarse con los máximos honores en el Campeonato Sudamericano Femenino Sub17, celebrado en Paraguay en septiembre de 2013.

Entonces, la pregunta obligada es ¿Qué pasó?

Tanto la Federación, como el Ministerio y –por qué no- la misma Presidencia, dejaron pasar bajo la mesa este acto que, si bien es cierto es sólo un formalismo, no deja de tener relevancia como toda simbología en el deporte.

Todos sabemos la situación política que atraviesa el país en este momento. Un conflicto que ha afectado cada instancia de la vida del venezolano. No obstante, se han hecho excepciones para recibir a actores, para reunirse con celebridades, para reuniones, para marchar, graduar médicos, hasta para bailar. Tomar una hora de la agenda presidencial para realizar el abanderamiento no es algo ajeno a este gobierno. Por ejemplo: Al equipo masculino Sub17 que participó en el Mundial de la categoría, celebrado en los Emiratos Árabes Unidos el pasado mes de octubre, se le realizó el acto de abanderamiento, encabezado por el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros.

¿Cuál es entonces la diferencia? Si se ha podido hacer excepciones en otros aspectos, ¿por qué no hacerlo con un equipo que va a representar a todo el país, a tratar de seguir haciendo historia?

Cuando revisamos el expediente de anécdotas de la FVF, nos muestra que en este asunto del fútbol, lo más importante para el señor Esquivel poco tiene que ver con el deporte, y mucho con el negocio. La rentabilidad de los equipos, de los torneos locales e internacionales, sigue siendo el camino por donde ha transitado la monarquía federativa desde hace más de 25 años. Y es claro que, para él, el fútbol femenino no cumple con "sus" requisitos.

Quizás no extraña el poco cuidado en los detalles por parte de la Federación. Ya estamos acostumbrados al pobre manejo de nuestro zar criollo en los asuntos del fútbol nacional. Sin embargo, la situación que se presentó esta semana con el abanderamiento de la selección femenina sub17, ha dejado en evidencia que el golpe de timón no es algo que ocurrirá en un futuro cercano en las inmediaciones de Sábana Grande.

La información emitida por la FVF deja claro que, es más importante excusar y ratificar el compromiso del ministro con el fútbol venezolano, que cualquier otra cosa.

Los formalismos tienen su importancia. Por algo existen. Creo fielmente que esto no afectará el desempeño de la selección en su travesía por Costa Rica. Lo que sí estoy segura es que todo esto representa una barajita más en el álbum de grandes desaciertos que va llenando la Federación Venezolana de Fútbol.

viernes, 28 de febrero de 2014

Tecnicismos políticos

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Si algo hemos aprendido del fútbol venezolano, su ente mayor, y quienes hacen vida en este deporte dentro de nuestro país, es la poca atención que se le da a los pequeños detalles. Y no, no hablamos de lo que sucede dentro de la cancha. Esto va más allá de esos 90 minutos.

El año pasado, un incidente tuitero entre el alcalde de Puerto Cabello, Rafael Lacava, y la hinchada del Caracas Fútbol Club, puso en evidencia las tensiones típicas del juego, y la rivalidad creciente entre el equipo de la Cota 905 y la escuadra granate. Sin embargo, lo encendido de los comentarios emitidos por Lacava, terminó generando reacciones por parte de la Federación Venezolana de Fútbol.

Laureano González, vicepresidente de la FVF, manifestó que lo ocurrido entre Lacava y el Caracas FC era “…un problema entre fanáticos.” Agregó igualmente: “Yo desconocía de ese hecho, pero él se identifica como un aficionado más del Carabobo. En la directiva del equipo Lacava no figura. Si él va a pelearse no le va a ir bien, porque cualquiera que crea que esa es la solución en el estadio está equivocado.

Con esas palabras, el ente rector del fútbol nacional dejaba claro que el alcalde no formaba parte de la Junta Directiva del Carabobo FC, razón por la cual no le dio mayor importancia a lo ocurrido en las redes sociales.

Suficientes evidencias tenemos como para asegurar que bajo el mando de Rafael Esquivel y la Federación, en nuestro fútbol puede pasar cualquier cosa. Así llegaría la funesta séptima fecha del torneo clausura la cual se jugó en circunstancias nunca antes vistas, en medio de los hechos de violencia en los que ha estado sumergido el país desde el pasado 12 de febrero.

El Carabobo FC recibiría al equipo de Estudiantes de Mérida en el estadio Misael Delgado, pese a que los jugadores habían acordado, por cuestiones de seguridad, no jugar la séptima fecha. La orden de llevar a cabo la misma por parte de la FVF estaba dada, y en teoría, las condiciones de seguridad eran óptimas para que se desarrollara el encuentro. O al menos así lo había asegurado el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez.

Una situación de protestas y violencia en los alrededores del Misael Delgado, impidieron la realización del juego. Las cosas se salieron de control, y quienes debían velar por la seguridad no pudieron evitar lo que sucedía fuera del recinto deportivo.

A la espera del pronunciamiento de la Federación en relación al partido que no pudo efectuarse, llegó la rueda de prensa del alcalde Rafael Lacava, donde anunciaba su “desvinculación del equipo” (Carabobo FC), y responsabilizaba a Leopoldo Jiménez por manchar el proyecto del club con agendas políticas.

La primera pregunta que surge luego de esas declaraciones -por lo menos para quien suscribe- es ¿desvinculación de qué? Si tomamos en cuenta las palabras de Laureano González en el mes de agosto, donde aseguraba que el alcalde de Puerto Cabello era “un fanático más” ya que no figuraba en la junta directiva del equipo, entonces cómo es que Rafael Lacava se desvincula de un cargo que, supuestamente, no tenía. O quizás, el primer punto a aclarar es ¿cuál era el cargo ocupaba el político dentro del Carabobo FC?

Luego que el alcalde de Puerto Cabello anunciara su desvinculación del equipo carabobeño, el destino del granate queda a la deriva, pues el impulso económico del político formaba parte importante dentro del proyecto futbolístico del club. Y así lo hizo saber el funcionario en más de una oportunidad.

La política, aunque Rafael Lacava diga que no, tiene mucho tiempo instalada dentro del fútbol nacional. Esquivel es un político por excelencia, y como tal, ha manejado las riendas del balompié criollo durante más de 27 años.

Desde hace mucho tiempo se ha debatido sobre la dependencia que tienen los equipos nacionales, del Estado a través de gobernaciones o alcaldías, quienes terminan siendo los principales patrocinadores de dichas escuadras. Así, hemos visto un auge en las quejas y protestas por parte de los jugadores y cuerpo técnico por incumplimiento o atraso en los pagos, pero que por alguna razón, no toman fuerza y terminan pasando bajo la mesa.

Quedará por ver qué le depara al equipo de Valencia. Por ahora, Leopoldo Jiménez se encuentra en el ojo del huracán, acusado de representar intereses de una tolda política dentro del equipo, aún cuando al parecer, lo que hizo fue unirse al llamado todo el gremio futbolístico, quienes habían decidido que no jugarían la séptima fecha del Clausura.

Lo único claro es la incertidumbre. Las dudas siguen creciendo a medida que pasan los días. La situación en el país no ha cambiado, aunque la jornada 8 se llevará a cabo, con el respaldo de la asociación única de futbolistas, quienes en cuestión de pocos días, y vista la presión ejercida por algunos equipos –a través de los incesantes rumores de despidos por circunstancias políticas- decidieron apoyar a la FVF, y llevar a cabo la próxima fecha.

No queda duda. La relación entre el fútbol nacional y la política parece estar siempre en un camino rocoso de grandes desaciertos.

Por el bien del deporte –y la fanaticada- esperemos que este Carabobo FC no termine siendo una versión actualizada del Unión Atlético Maracaibo del 2008-2009.

viernes, 21 de febrero de 2014

Cuando el "show" debe parar.


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Venezuela es en este momento, el blanco de los ojos del mundo. Dentro y fuera del territorio nacional, somos muchos quienes vemos con preocupación y detenimiento lo que sucede en el país. 
Desde el pasado 12 de febrero hemos sido testigo del clima de tensión por el que estamos pasando. Las protestas estudiantiles y los hechos de violencia que se han suscitado desde entonces, tienen un saldo de 8 fallecidos, decenas de heridos, y más de un centenar de detenciones.

Es evidente que las circunstancias actuales no son las más seguras para el desarrollo de ningún evento, pues si algo debemos tener presente es que la seguridad es lo primero siempre, ese ha de ser el norte sin distinción de consignas políticas.

A la luz de los recientes hechos, diferentes jugadores tanto del torneo local de fútbol, como de la Liga Profesional de Baloncesto, han comunicado su justificada preocupación tanto por el país, como por su integridad personal, la de sus familiares y hasta de los hinchas.

La Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela (AUFPV), acordó llevar las inquietudes de los jugadores que hacen vida en el balompié nacional, a la reunión con la Federación Venezolana de Fútbol, llevada a cabo en Margarita, solicitando en razón de los hechos por los que atraviesa actualmente el país, se suspenda la séptima jornada del torneo clausura –a jugarse este fin de semana-  en pro de salvaguardar la integridad física de los jugadores.

La FVF, en respuesta a esto, resolvió suspender las jornadas de la Serie Nacional Sub 18 y Sub 20, así como las otras categorías menores, a  tomando como argumento la situación que se vive en estos momentos en el territorio nacional, pero dejó clara su posición que no se iba a suspender la fecha que debe realizarse este fin de semana en el torneo clausura (Primera División), pues según ellos, luego de conversar con el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez, la seguridad de los futbolistas estaría plenamente garantizada.

Los jugadores, representados por la AUFPV, vista la decisión de la Federación, emitieron un comunicado donde expresaban que, luego de evaluar todas las circunstancias, no se presentarían en los recintos futbolísticos esta semana, y no jugarían la jornada, pues es evidente que las condiciones no están dadas para llevar a cabo la misma.

Termina entonces el episodio con el puntillazo final por parte de la Federación, donde en una resolución emitida el día de hoy, 21 de febrero de 2014, establece que “Si el número de jugadores convocados por cada Club y presentes a la hora del encuentro programado, no alcanza para completar la Nómina de dieciocho (18) la misma podrá ser cubierta con jugadores federados de sus Equipos Filiales de las Categorías Sub 20 y sub 18 en el número y proporción que sea necesario, con pleno derecho de ser alineados, en aplicación a lo dispuesto en el Parágrafo Único del artículo 48 de las Normas Reguladores de la presente Temporada.

Es cuestión de sentido común. Uno puede estar a favor o en contra del gobierno, de partidos, de la protesta que actualmente se desarrolla, pero no podemos ignorar la realidad que vivimos. No se trata de política, sino de seguridad personal para quienes hacen vida en el fútbol venezolano.

¿Es necesario exponer la vida, no sólo de los jugadores y cuerpo técnico, sino de los fanáticos que se atrevan a asistir a los estadios, periodistas y demás personas involucradas con el FutVe? No es posible que para la Federación sea más importante el negocio que la seguridad de las personas.

Hablan de “garantizar la seguridad” cuando tenemos antecedentes que dejan ver las grandes carencias en este particular. Jugadores y periodistas agredidos por radicales violentos. Barras que se enfrentan contra barras en nombre de una camiseta. Autobuses quemados, y pare usted de contar. La seguridad de la que tanto habla ahora Esquivel y demás federativos, es esa que no ha existido jornada tras jornada en el fútbol nacional.

Si esto ocurre dentro del recinto deportivo, ¿cómo evitarán que algo pueda suceder fuera de este, durante la llegada de las personas a los mismos? Si no logran controlar lo que sucede dentro de los estadios, ¿cómo es que van a garantizar la seguridad y la vida de las personas fuera de ellos?

Suspenden la jornada en las divisiones inferiores por la situación del país, pero no la de Primera División. ¿Por qué? ¿Acaso esa violencia no afecta a los jugadores del torneo clausura? ¿Cuál es la diferencia entonces?

Súmele además la evidente contradicción en la que cae la FVF, al suspender los juegos de la Serie Nacional, pero resolver que los equipos de Primera División pueden llenar sus plantillas con los jugadores de las categorías inferiores. Es decir, no importa quién juegue, lo que les interesa es que se juegue.

La violencia nunca será parte de la forma de vida de quien aquí escribe. No me identifico con ella y no la hago parte de mi día a día, pero no cierro los ojos ni volteo la cara cuando la encuentro de frente. Eso es lo que hace hoy la Federación. Decide ignorar la realidad que vive el país, haciendo ver que vale más el juego que la vida, sin importar cuál vida sea.


La AUFPV tiene una oportunidad de oro. En sus manos queda que este nuevo atropello, que este nuevo show de Esquivel y la FVF se detenga. 

jueves, 13 de febrero de 2014

En la calle como en la casa...

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Una de las cosas que más escuchamos cuando hablamos con quienes siguen el fútbol venezolano –más allá de la selección nacional- es porqué los equipos criollos rara vez tienen una buena actuación fuera de nuestras fronteras. Siempre surgen interrogantes al respecto, pues como hinchas no sólo quieres ver resultados en el torneo local sino en los torneos internacionales donde participan los planteles venezolanos.

Este fenómeno que vive nuestro balompié es una constante que hemos observado por tantos años, que la verdadera pregunta termina siendo ¿por qué no se hace algo serio al respecto?

Muy a pesar de quienes amamos este deporte, el fútbol venezolano, aún con los avances que ha mostrado en el devenir de los años, sigue siendo poco competitivo si lo comparamos con el resto de Sudamérica. No se busca polemizar en este particular, simplemente es la afirmación de algo que podemos observar y vivir año tras año, cuando a nuestros equipos les corresponde participar en torneos foráneos.

No hay que escudriñar demasiado para encontrarnos con que la actuación de los equipos nacionales termina pasando por debajo de la mesa, y casi siempre tienen un dejo de vergüenza que ponen al desnudo las carencias que vive nuestro fútbol. Sí, existen planteles que han logrado trascender y brillar, pero son excepciones que no logran contrarrestar con lo que se ha convertido en una norma para los conjuntos criollos.

Si nos remontamos a lo básico, para que un equipo pueda mostrar competitividad fuera del país donde milita, hace falta más que tener una plantilla millonaria con jugadores top. Ojo, la inversión que se hace para armar una oncena es importante, pero no lo es todo. Y a veces ni con eso logras el objetivo.

El caso del balompié en Venezuela viene en simbiosis con una falta de calidad, inversión, rendimiento y orden en los torneos locales. Entra entonces la flamante Federación Venezolana de Fútbol, con su majestad Esquivel a la cabeza, quien juega el rol más importante a la hora de calificar la competencia dentro del territorio nacional, pues como organizadores tienen parte de la responsabilidad en sus manos.  

Hace dos semanas comenzó el torneo de clubes más importantes de este lado del continente, la Copa Bridgestone Libertadores. En la primera ronda, Venezuela tenía al Caracas FC como uno de sus representantes. El equipo de la capital buscaba su pase a la fase de grupos y para ello, debía enfrentar al Lanús argentino. Poco fútbol mostró el plantel criollo que terminó por despedirse de la competición sin siquiera poder marcar un gol a favor, sumando este resultado a los últimos desastres internacionales que ha tenido el equipo de la Cota 905.

Mismo cuento para el Zamora FC, aunque el equipo dirigido por Noel Sanvicente mostró superioridad en la cancha, pero no supo capitalizar las oportunidades creadas y terminó cayendo –casi de forma injusta- ante el actual campeón del torneo, el equipo de Mineiro. También el Deportivo Anzoátegui tuvo una clara oportunidad de llevarse la victoria en Puerto La Cruz, pero al no saber aprovechar la ventaja terminó en un amargo empate con el Peñarol paraguayo.

Esa es la historia de nuestro fútbol en el exterior. Vemos cómo se va desarrollando en el casi, ligando que golpes de suerte acompañen a los equipos, pues mientras no exista una clara mejora en el torneo local –no lo llame liga, pues estructuralmente no lo es- las actuaciones seguirán pasando desapercibidas, y tomaremos como proeza si algún equipo llegase a pasar de ronda en cualquier torneo internacional.

Para nadie es secreto que, en comparación con otras ligas, el torneo local no tiene el mismo nivel de exigencia ni competitividad. Sigo sosteniendo que el fútbol es un negocio y nuestro torneo no es rentable, por eso no ha de extrañar que desde el reino de Sábana Grande no se haga más por mejorarlo, apartando el cambio de nombres, patrocinadores y número de equipos.


Para hablar correctamente de un progreso en el balompié nacional, debe tratarse el mismo como la suma de todas las partes en pro de lograr un objetivo claro. Si la FVF sigue manejando todo al estilo “Hijo preferido, hijo marginado”, separando la selección nacional del torneo local, el espejismo de nuestro desarrollo futbolístico seguirá creciendo, mientras nuestros equipos nos mostrarán -con hechos- dentro y fuera de casa, que la realidad supera a la fantasía color Vinotinto

miércoles, 29 de enero de 2014

Coronación magallanera...

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Aquella final se vivía con la mayor tensión posible. No hay nada que genere más estrés en un fanático que ver a tu equipo luchar por el campeonato, y si le sumas que está jugando contra su eterno rival, las emociones se desbordaban a montones.

Mi memoria se parece mucho a la de Doris en Finding Nemo, pero hay cosas que te marcan, se quedan grabadas en la mente y se convierten en tu propio “P. Sherman, calle Wallaby 42, Sidney” –como decía en la película- Son recuerdos que no puedes borrar. Viven contigo, y se hacen parte de tus historias.

Era 1997. Caracas y Magallanes jugaban por el campeonato de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional de la temporada 96-97. El equipo de Valencia dominaba la serie 3-1 y el quinto juego tendría lugar el 29 de enero de ese año.

No sé usted que me lee, pero para mí ser fanática es cosa seria, o al menos así recuerdo que lo aprendí. Uno no empieza a admirar a un equipo sin la influencia de alguien importante en su vida. Para aquel entonces, yo no conocía a una persona que amara tanto a una franquicia deportiva como Aponte amaba al Magallanes. ¡Era un bárbaro! –así, como suelen ser los abuelitos- Y por supuesto, me llevó por los caminos de la nave turca. Él y Álvaro Espinoza, pero esa se las cuento luego.

Aprendí a amar al Magallanes como lo hacía mi abuelo. Así que, al llegar la temporada había que encender la tv, y mirar atenta. Reír, pelear con la pantalla, celebrar y vivir las derrotas. Así era eso, así sigue siendo…

Días antes de comenzar la gran final, e inmersa en la maravilla que implica la inocencia de ser niña, fui a visitar a mi abuelo. No sabía bien por qué estaba en ese lugar de paredes blancas y frío intimidante, pero fuimos a verlo. Estaba loca por contarle sobre las cosas del colegio y por supuesto, hablar del Magallanes.

Aquel señor de piel oscura que me hablaba de béisbol, que me enseñaba la música de Wilfrido Vargas, y a distinguir entre Barlovento y Sotavento, parecía diferente. En una cama, con una lentitud poco habitual en él, hizo su mejor esfuerzo por no mostrar lo que padecía. ¡Y lo logró, como todo lo que se proponía!

Como buen magallanero había dejado claro: sin importar lo que sucediera, de quedar campeones había que celebrar. Mucho más si era contra el Caracas.

Un beso de despedida. La bendición habitual, esa que ya hasta por costumbre a veces ni se escucha, uno sólo la supone. Un largo abrazo y la confianza de que lo vería después.

29 de enero de ese 1997. Día de mucho movimiento en casa. Entre una ducha rápida y el corre corre de mis familiares, lo supe. La mirada vacía y triste de mi mamá fue la antesala a la noticia que todos esperaban. Todos menos yo.

No lo comprendí en el momento. Sólo lloraba. Hasta las 7:30 de la noche. Ese día teníamos una cita con el béisbol, y me tocaba estar en representación de los dos, pues ya tú no estabas. Seguí tus palabras al pie de la letra. Ese 29, celebraba el título de nuestro equipo, luego de un hermoso 10-0 contra el eterno rival. Celebraba contigo, porque no podía hacer otra cosa sino eso, festejar la victoria en medio de mi tristeza infinita.

Te fuiste sin hacer mucho ruido. Tenía apenas nueve años cuando dejé de verte. Mucho tiempo después entendí sobre la funesta enfermedad que te había sacado de nuestro diamante.

Hoy se cumplen 17 años de tu partida. Y hago lo mismo que aquel entonces, pues Magallanes conquistó el título número doce de su historia. Nuevamente en cinco juegos. Hoy ha sido uno de esos días en los que la nostalgia viene con sonrisas, la misma que me invade cada vez que te recuerdo.

No creo en Dios, así que entiendo que un reencuentro entre nosotros no será posible, pero es lindo pensar en todo lo que estarías disfrutando si estuvieras aquí. Con risas, brincando por el bicampeonato, el tercero de nuestra historia. ¡Es que hasta bonito se escucha, chico!

Sigo celebrando y brindando en tu nombre por este nuevo título. Sólo me queda darte las gracias, viejo… Como siempre, Magallanes pa’ ti, pa’ mi y luego para todo el mundo.


domingo, 26 de enero de 2014

A la caza del nuevo seleccionador.


Para nadie es un secreto que el tema del Director Técnico de la selección nacional se esté tratando como uno de los acontecimientos más importantes de nuestros días. Trasciende el ámbito futbolístico y raya en lo político, económico y social.

Me atrevo a aseverar que nunca antes este tema había levantado tanta controversia, publicidad y debates a granel. Claro, esto ha sido gracias al crecimiento que ha tenido la Vinotinto en los últimos años, y la importancia que la misma posee dentro del país. Más allá de un equipo de fútbol, la selección es un gran negocio.

Entendiendo que así son las cosas desde que el equipo nacional se convirtiera en un boom comercial, la revisión del panorama actual del banquillo criollo no es tan “grave” como algunos creen. Me explico con la célebre frase del personaje del Chapulín Colorado: “Todo está fríamente calculado”

La renuncia de César Farías abrió las puertas a un postulado de nombres -casi ridículo- de los posibles sustitutos del cumanés para llevar las riendas del equipo nacional. De eso han hablado hasta las abuelitas en los supermercados. No, no es broma. Difícilmente encontremos hoy a alguien que no tenga su candidato para dirigir a la selección.

Ahora bien, desde hace tiempo el nombre de Richard Páez ha sido el más fuerte para llegar al afamado cargo. Para nadie es un secreto que, después de haber ganado el Torneo Apertura del campeonato local con Mineros de Guayana, Richard haya sacado amplia ventaja a sus más cercanos competidores.

Sin embargo, los últimos días se ha tomado el nombre del merideño como la novedad y el batacazo más importante del balompié nacional. Ante esto sólo pude decir: “¿En serio?”

El afán de tener siempre el breaking news, ser el primero en decir cualquier cosa para poder salir y resaltar “Yo di la primicia” tiene a más de uno tirando dardos en cualquier dirección. No importa cuán ilógico o improbable sea, lo importante es ganar territorio comunicacional. De ahí que el nombre de Bielsa todavía esté en la lista de muchos.

El caso de Richard es ejemplo de ello. Un tubazo ampliamente conocido por quienes seguimos la movida del fútbol nacional, y además, que ha sido noticia reiterada desde hace semanas. Se ha caído en el absurdo, como en tantos aspectos del acontecer nacional.

Entre todo el meollo, hablan de candidatos del comité, de las opiniones de los fanáticos,  de la prensa, en fin, dimes y diretes que sólo tienen un común denominador: Rafael Esquivel.

Aún hay gente que confía en el proceso democrático de escogencia dentro del reino de Sábana Grande, cuando tenemos demasiados años de historia como argumento para asegurar que el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol es un político –criollo y de los buenos- que mareando a muchos, termina haciendo lo que quiere, dando ilusión de participación a quienes integran la institución y hasta los que están fuera de ella. Y los involucrados dicen mucho pero no hacen nada. Hay que reconocer, Esquivel en eso es un crack.

Seguirán saltando nombres. El festival de noticias con información de contactos crecerá a medida que vaya pasando el tiempo sin conocer quién será el titular del banquillo Vinotinto. La avalancha de “Yo lo dije primero” no se hará esperar. En esta cacería informativa, quien tenga más nombres en la lista y haya dejado evidencia de su trabajo, seguramente recibirá el crédito.

Y mientras todos los actores de esta tragicomedia le siguen haciendo el juego a la Federación, lo único seguro es que el nuevo técnico será quien el zar del futbol nacional decida, bajo las condiciones que imponga –como siempre ha pasado- porque a medida que exista la complicidad de quienes ven a conveniencia las formas con las que se maneja la FVF y la crítica silenciosa siga imperando, Rafael Esquivel seguirá siendo el rey.