Dentro de pocas horas, millones de personas seremos testigos de una lucha sin igual. Tal y como se muestra en aquellas batallas épicas descritas en la literatura griega, el mundo entero será el escenario para un nuevo encuentro entre dos conocidos que siempre terminan por descubrir que todavía tienen mucho por saber del otro.
Una de las rivalidades más grandes que existen en el fútbol, no solo español, sino europeo y del mundo, es sin duda la que se genera entre el equipo de la casa blanca y el de la casa blaugrana. Real Madrid CF y Barcelona FC han sido, por largos años, los protagonistas de lo que se bautizó como El Clásico, y en la actualidad, son los dos equipos más grandes y con la trayectoria más envidiable de la liga del país que les vio nacer.
Mientras espero ansiosa a que el árbitro del encuentro, el señor Undiano Mallenco, de el pitazo inicial y se ponga a rodar una nueva página en la historia de estos dos colosos del balompié, ligando siempre por la victoria de los dirigidos por Mou, me siento a pensar cómo ha cambiado y evolucionado el juego de ambos equipos.
Como olvidar los años de Kubala, Cruyff, el gran Maradona. Las jugadas de Deco, Rivaldo, Romario. Las genialidades de Shuster o la muralla Zamora. La constancia de Zubizarreta, la sagacidad de Eto’o y la rapidez de Hristo Stoichkov.
Y qué tiempos aquellos de don Alfredo Di Stéfano haciendo maravillas con el balón. Los años dorados de Iván Bam Bam Zamorano. Los destellos mágicos de Redondo y Morientes. La garra del batallador Seedorf y del mismo Roberto Carlo. La grandeza de Butragueño, Valdano y Mijatovic. La grandeza del mago Zinedine Zidane. Y una mención muy especial, porque si hay un jugador que, en mi humilde opinión, ha representado con pasión los colores de la casa blanca sin descanso, y que entregó todo por el equipo en cada partido, ese es sin duda el ángel de Madrid, Raúl González Blanco.
Mucha gracia me causa pensar que hasta hace poco tiempo, se hablaba del gran juego entre los galácticos y el equipo que afrontaba un problema terrible en la directiva, y se veía reflejado en la cancha. ¿Cómo han cambiado los papeles, no? Y, ojo, sabemos que sin importar el desempeño a lo largo de la temporada de estos equipos, cada vez que se ven las caras, las estadísticas parecen desvanecerse y todo se resume a lo que aporte cada jugador, cada estratega, en esos nuevos noventa minutos por jugar.
Pero si nos ponemos a analizar la cuestión, es difícil no caer en el hecho que, quienes fueron los galácticos, y que luego se transformaron en el equipo de los Zidanes y Pavones, le cedieron el espacio a ese otro equipo que, con mucho trabajo, constancia y esfuerzo, dejó de verse como el patito feo y se convirtió en el cisne del fútbol.
Ha sido una transición difícil la de estos rivales. Soy conocida por ser fiel a la casa blanca. Total y absolutamente hincha del Real Madrid. Pero hay una realidad que no podemos ignorar, y es que el Barcelona, en este momento, es uno de los mejores equipos –si no el mejor- del mundo.
Mérito para Pep y el equipo técnico, que ha logrado un trabajo excepcional con sus dirigidos. Tomó a los jugadores y los convirtió en una máquina. Con dedicación y esfuerzo, se convirtieron en un equipo que entendió duramente que, en conjunto llegarían a ser grandes. Y así lo hicieron. Nacieron entonces los mayores exponentes del tiki taka del siglo XXI, y se instalaron como el mejor Barcelona de la historia.
Los comandados por Mourinho no se quedan atrás. Muchos cambios ha experimentado el plantel de Madrid, no solo desde la llegada del portugués, sino desde la salida de quien hoy dirige las riendas de la selección española. Un equipo con una historia y un palmarés deseado por muchos, pero que en los últimos años ha llenado de dudas a la mayoría de sus seguidores y detractores.
Sin embargo, debo resaltar que el trabajo que se ha hecho en el Real Madrid desde la llegada de su actual técnico, ha demostrado que el equipo está para grandes cosas, han evolucionado en su juego colectivo, puesto en práctica jugadas preparadas, una técnica diferente, en combinación con las individualidades que nunca sobran a la hora de encarar un partido como el que se avecina.
Hoy, el equipo merengue lidera la tabla de clasificación de la Liga BBVA con 85 puntos, seguido de cerca por los culés que tienen 81 puntos. Y son más tres puntos lo que se estará jugando en esta nueva edición del gran clásico.
Real Madrid necesita ganar en un gramado que, en los últimos años no le ha tratado cortésmente, y donde cada vez se le complica más sacar buenos resultados, pero llegarán al terreno de juego a conseguir una victoria que deje casi sellado el campeonato de liga, y saque del juego al equipo local. Aunque tienen un pequeño margen de error, es mejor no arriesgarse.
Mientras, el Barça buscará arruinar la celebración en La Cibeles, arrebatando al líder los puntos que se disputarán para así estar un paso más cerca de lograr la hazaña. Remontar 13 puntos de desventaja, momentos en los que Pep pronunció las polémicas palabras “Esta liga es imposible que la ganemos” y quedar a una unidad del primer lugar. Con la victoria también dejarían toda la presión a los blancos, por cuanto deberán apelar a la perfección absoluta si quieren seguir dependiendo de ellos y poder alzarse con la copa.
Aunque podría especular en cuanto a las alineaciones, los únicos que saben cómo saldrán al césped son los mandamases de ambos equipos, y eso seguirá así hasta pocos minutos antes del inicio del juego.
Un partido que estará marcado por grandes duelos: Mourinho vs. Guardiola, Messi vs. Cristiano, Özil vs. Iniesta. Al final, será un todos contra todos, donde el primero que sepa imponer el ritmo, domine el balón y logre concretar las oportunidades, tiene las de ganar. Además, es importante que lleguen con la batalla mental ganada, porque el duelo empieza mucho antes del sonido del primer pitazo.
Un partido que estará marcado por grandes duelos: Mourinho vs. Guardiola, Messi vs. Cristiano, Özil vs. Iniesta. Al final, será un todos contra todos, donde el primero que sepa imponer el ritmo, domine el balón y logre concretar las oportunidades, tiene las de ganar. Además, es importante que lleguen con la batalla mental ganada, porque el duelo empieza mucho antes del sonido del primer pitazo.
Los dos planteles afrontan el clásico después de caer en sus respectivos encuentros por las semifinales de la UEFA Champions League contra el Bayer Munich y el Chelsea. ¿Puede eso influir en el planteamiento del partido o en los jugadores? Pues, no lo creo. Cada Madrid – Barcelona representa un borrón y cuenta nueva para todos los que se enfrentan en el terreno, y son quienes tienen en sus tacos la tinta que escribirá un capítulo más en la historia de esta rivalidad.