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La venezolanidad. Si hay algo que tenemos
bien definido es eso. Para nosotros, no hay nada que no se pueda. Si no sabemos
algo, lo inventamos, y si no hay espacio, cualquier huequito sirve porque
creemos que -en ocasiones- "mientras mas mejor". Somos los embajadores del Entre,
que caben cien.
Sin embargo, esta máxima no puede
aplicarse en todos los aspectos de la vida, en especial si no se está preparado
para ello. En el fútbol pasa igual, y cuando de falta de preparacion se habla,
la FVF ya entra como gran referente en la materia.
Para nadie es secreto que fútbol en
Venezuela es un karma, resultado de una serie de desaciertos, de
improvisaciones llevadas a la práctica, que se ha desarrollado con todas las
taras posibles, bajo la mirada cómplice de federativos, dueños de equipos,
gobernantes, y por supuesto, el aval del artífice mayor, su majestad Rafael
Esquivel.
En materia de infraestructura no se queda
atrás. Luego de la Copa América celebrada en nuestras tierras, quedaron algunos
estadios que hoy sirven de morada para los equipos que hacen vida en el fútbol
nacional, tanto de primera división como de las otras categorías. Algunos
corren con la suerte de tener un recinto decente, donde jugar no representa un
dolor de cabeza. No es el caso de Caracas.
La capital de la Republica -y hago
énfasis a propósito-
cuenta únicamente con dos locaciones: El Olímpico de la UCV, y el Brígido
Iriarte.
Mucho se ha dicho de estas plazas. ¡Y con
razon! Practicar cualquier deporte en estos lugares representa un riesgo enorme
para los jugadores. Son terrenos en condiciones paupérrimas, que semana tras
semana, debido a las condiciones del clima caraqueño y el frecuente uso, van
mermando.
Recordemos que el Olímpico es una plaza
universitaria, ergo, no sólo se juega fútbol de primera división en la misma.
Los equipos que hacen vida en la Universidad Central de Venezuela también
utilizan -por obvias rezones- las instalaciones de este estadio. Es esta la casa del Caracas
Futbol Club y del Deportivo Petare. Por su parte, Deportivo La Guaira y el
Atlético Venezuela tienen como casa el Brígido Iriarte.
Las quejas van y vienen, pues las pésimas
condiciones de ambos terrenos son obvias, dificultando así el buen desarrollo
del juego.
Ahora… el punto no es sólo ese. Usted y
yo, que seguimos la movida del balompié nacional, sabemos que en el presente
cierre de temporada, ningún equipo de la capital está en puestos de descenso.
También sabemos que, en el torneo de segunda, el equipo de Metropolitanos FC
esta cerca de ascender a la primera división. ¿Saben cual es la casa de "los
violeta"? Exacto: El
Brígido.
Matemática básica. De lograr la
claseficación, Metropolotanos se convertiría en el quinto equipo capitalino en
la categoría mayor del fútbol nacional. ¡Serían CINCO equipos! Lo del
calendario será una locura -cosa ya habitual- pero ya las pésimas infraestructuras de
Caracas no parecen aguantar más, además del riesgo que representa y que
hablamos con anterioridad.
Aquí, señores, no hay cancha pa' tanta
gente. No caben cien, no entran más. Es que no hay espacio ni para los que ya
están, que sufren las consecuencias de la falta de organización y seriedad de
la bodega de Sabana Grande, y del desconocimiento -o desinterés- tanto de los dueños de equipos, como de
federativos y gobernantes, quienes tienen desde hace tiempo sus manos metidas
en este negocio llamado fútbol.
Muchos tienen sus esperanzas puestas en el
Parque Hugo Chavez, donde, según los planos, se construirá un nuevo estadio
para Caracas.
De esperanzas se vive, dicen.
Cuando terminen el CAR, ese que tiene 10
años en construcción, hablamos.
Supongo que,
mientras tanto, toca eso de #Resistencia.
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