Por Maiskell Sánchez @maiskell
Cuando empecé a escribir mi
columna “Desde las gradas” en el blog Deportes con tacones, mi deseo era
describir lo que veo de los deportes, como aficionada, como público que desde
una grada disfruta de lo que sucede en un campo, en una pista.
Para nada soy experta, bien lo
dice el nombre de mi columna, estoy en las gradas y desde allí les cuento mis
experiencias.
Siempre imagino ver al humano
detrás del deporte. Me gusta saber la historia de ese personaje sobre quien
recae la gloria o la desgracia de un triunfo o una derrota. Son muchos los años
de preparación de un deportista a quien nosotros desde la grada, vemos emerger
como un campeón casi de la noche a la mañana. Los expertos lo ven antes, por
supuesto. Pero ya dije; soy novata.
Hace algunos años, vi mi primera
carrera de Fórmula 1. Me enamoré de inmediato de un piloto con sangre latina.
Piloteaba su monoplaza a ritmo de samba. Me enamoré porque era guapo,
guapísimo, pero también porque era lo más cercano a sentir alegría y orgullo de
nuestra latinidad. Para un Brasil en plena depresión, Ayrton Senna, era la
“esperanza” de un Brasil mejor, y un poco de esa alegría, nos las tomábamos los
venezolanos, como cuando se llenaban nuestras calles con el triunfo de Brasil o
de Italia en los mundiales de fútbol.
Ayrton Senna era el rey de la
conducción en las pistas bajo un tremendo palo de agua. Era increíble verlo en
una carrera. Audaz, arriesgado, inteligente. Estaba hecho del material del cual
están hechos los grandes: disciplina, constancia y trabajo.
El sonido del motor es una melodía
que viene desde lejos y va en aumento como nuestros nervios, ese in crescendo, que en su punto más
alto, nos recuerda a quienes nunca hemos asistido a una carrera real, que
debemos ver el letrero de lap, ese número de vueltas que se marca en la
pantalla del televisor.
Decían que Senna hacía ruborizar a
las mujeres a su paso, por su calidez y picardía. A mi me encantó desde el
mueble de mi sala. Primero lo valiente, lo arriesgado y después esa cara de
niño travieso y algunas veces de malo, que le daba ese aire varonil, además de
algo que guardaré para mi memoria y que no les pienso contar.
Me gustaba escuchar las historias
de su rivalidad con Alain Prost. Imaginaba a Senna como Meteoro con los rollos
con Rex, y esa tira cómica, por un momento, se volvía realidad.
Me parecía que Prost era
desaliñado y un poco engreído, en cambio Ayrton Senna sacaba su carta de latino
mencionando a Dios, a su familia, ayudando al que necesitara incluso dentro de
una carrera cruzando la pista arriesgando su vida por auxiliar a otro piloto y
esa costumbre de pararse a un lado de la pista y pedirle la bandera brasileña a
un compatriota del público, para luego dar una vuelta ondeando la bandera de su
país.
Les pongo una descripción que hace
QualyF1 y Wikipedia, sobre la actuación de Ayrton Senna en el Gran Premio de
Japón en 1988:
“…Ayrton consiguió la pole y largó
con medio título en el bolsillo. Sin embargo, apenas la luz del semáforo cambió
a verde su motor Honda caló y quedó estático en medio de la pista viendo cómo
el resto de los pilotos lo sobrepasaba. Gracias a la pendiente en bajada que
tiene la recta principal del circuito de Suzuka, su carro se movió de a poco y
Senna pudo encender el motor para retomar la carrera, como consecuencia del
incidente cayó estrepitosamente de la primera posición a la 14ta y luego empezó
a remontar desde abajo de manera descomunal: en la 2da vuelta ya era 6°, en la
3ra era 5°, en el siguiente giro se ubicó 4°, en el 11vo ya se colocó 3° y con
oportunidad de ir por la caza del líder de la prueba, el francés Alain Prost.
La lluvia que cayó sobre el
circuito facilitó aún más dichas oportunidades debido a la enorme habilidad de
Senna para correr en condiciones de esas características, de esta manera, tras
una ardua lucha para abrirse camino entre los primeros lugares finalmente
adelantó a Prost en el inicio de la vuelta 28, aprovechándose del tráfico
reinante y de una falla en su caja de cambios, lo cual ralentizó críticamente
el ritmo del galo. Luego Senna se mantuvo imbatible al frente y acabó venciendo
de manera formidable la carrera que lo coronó como campeón mundial a sus 28
años…”
¡Fantástico! Pasaba del puesto 14
al primero sin que nadie pudiera superarlo.
Dos de mis películas favoritas son
de carreras de autos: Las 24 horas de Le Mans protagonizada por Steve McQueen y
Cars.
¿Casualidad?
No sé. Lo que si fue una
casualidad, es que esta mañana quería escribir algo de Ayrton Senna. Cerca de
las dos de la tarde mi sobrina Mariana me manda un mensaje: Hoy, Senna cumpliría
53 años. Me hiciste el día Mariana. Me recordaste algo especial ¡me hiciste
recordar el cumpleaños de Ayrton Senna!
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