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viernes, 28 de febrero de 2014

Tecnicismos políticos

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Si algo hemos aprendido del fútbol venezolano, su ente mayor, y quienes hacen vida en este deporte dentro de nuestro país, es la poca atención que se le da a los pequeños detalles. Y no, no hablamos de lo que sucede dentro de la cancha. Esto va más allá de esos 90 minutos.

El año pasado, un incidente tuitero entre el alcalde de Puerto Cabello, Rafael Lacava, y la hinchada del Caracas Fútbol Club, puso en evidencia las tensiones típicas del juego, y la rivalidad creciente entre el equipo de la Cota 905 y la escuadra granate. Sin embargo, lo encendido de los comentarios emitidos por Lacava, terminó generando reacciones por parte de la Federación Venezolana de Fútbol.

Laureano González, vicepresidente de la FVF, manifestó que lo ocurrido entre Lacava y el Caracas FC era “…un problema entre fanáticos.” Agregó igualmente: “Yo desconocía de ese hecho, pero él se identifica como un aficionado más del Carabobo. En la directiva del equipo Lacava no figura. Si él va a pelearse no le va a ir bien, porque cualquiera que crea que esa es la solución en el estadio está equivocado.

Con esas palabras, el ente rector del fútbol nacional dejaba claro que el alcalde no formaba parte de la Junta Directiva del Carabobo FC, razón por la cual no le dio mayor importancia a lo ocurrido en las redes sociales.

Suficientes evidencias tenemos como para asegurar que bajo el mando de Rafael Esquivel y la Federación, en nuestro fútbol puede pasar cualquier cosa. Así llegaría la funesta séptima fecha del torneo clausura la cual se jugó en circunstancias nunca antes vistas, en medio de los hechos de violencia en los que ha estado sumergido el país desde el pasado 12 de febrero.

El Carabobo FC recibiría al equipo de Estudiantes de Mérida en el estadio Misael Delgado, pese a que los jugadores habían acordado, por cuestiones de seguridad, no jugar la séptima fecha. La orden de llevar a cabo la misma por parte de la FVF estaba dada, y en teoría, las condiciones de seguridad eran óptimas para que se desarrollara el encuentro. O al menos así lo había asegurado el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez.

Una situación de protestas y violencia en los alrededores del Misael Delgado, impidieron la realización del juego. Las cosas se salieron de control, y quienes debían velar por la seguridad no pudieron evitar lo que sucedía fuera del recinto deportivo.

A la espera del pronunciamiento de la Federación en relación al partido que no pudo efectuarse, llegó la rueda de prensa del alcalde Rafael Lacava, donde anunciaba su “desvinculación del equipo” (Carabobo FC), y responsabilizaba a Leopoldo Jiménez por manchar el proyecto del club con agendas políticas.

La primera pregunta que surge luego de esas declaraciones -por lo menos para quien suscribe- es ¿desvinculación de qué? Si tomamos en cuenta las palabras de Laureano González en el mes de agosto, donde aseguraba que el alcalde de Puerto Cabello era “un fanático más” ya que no figuraba en la junta directiva del equipo, entonces cómo es que Rafael Lacava se desvincula de un cargo que, supuestamente, no tenía. O quizás, el primer punto a aclarar es ¿cuál era el cargo ocupaba el político dentro del Carabobo FC?

Luego que el alcalde de Puerto Cabello anunciara su desvinculación del equipo carabobeño, el destino del granate queda a la deriva, pues el impulso económico del político formaba parte importante dentro del proyecto futbolístico del club. Y así lo hizo saber el funcionario en más de una oportunidad.

La política, aunque Rafael Lacava diga que no, tiene mucho tiempo instalada dentro del fútbol nacional. Esquivel es un político por excelencia, y como tal, ha manejado las riendas del balompié criollo durante más de 27 años.

Desde hace mucho tiempo se ha debatido sobre la dependencia que tienen los equipos nacionales, del Estado a través de gobernaciones o alcaldías, quienes terminan siendo los principales patrocinadores de dichas escuadras. Así, hemos visto un auge en las quejas y protestas por parte de los jugadores y cuerpo técnico por incumplimiento o atraso en los pagos, pero que por alguna razón, no toman fuerza y terminan pasando bajo la mesa.

Quedará por ver qué le depara al equipo de Valencia. Por ahora, Leopoldo Jiménez se encuentra en el ojo del huracán, acusado de representar intereses de una tolda política dentro del equipo, aún cuando al parecer, lo que hizo fue unirse al llamado todo el gremio futbolístico, quienes habían decidido que no jugarían la séptima fecha del Clausura.

Lo único claro es la incertidumbre. Las dudas siguen creciendo a medida que pasan los días. La situación en el país no ha cambiado, aunque la jornada 8 se llevará a cabo, con el respaldo de la asociación única de futbolistas, quienes en cuestión de pocos días, y vista la presión ejercida por algunos equipos –a través de los incesantes rumores de despidos por circunstancias políticas- decidieron apoyar a la FVF, y llevar a cabo la próxima fecha.

No queda duda. La relación entre el fútbol nacional y la política parece estar siempre en un camino rocoso de grandes desaciertos.

Por el bien del deporte –y la fanaticada- esperemos que este Carabobo FC no termine siendo una versión actualizada del Unión Atlético Maracaibo del 2008-2009.

viernes, 21 de febrero de 2014

Cuando el "show" debe parar.


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Venezuela es en este momento, el blanco de los ojos del mundo. Dentro y fuera del territorio nacional, somos muchos quienes vemos con preocupación y detenimiento lo que sucede en el país. 
Desde el pasado 12 de febrero hemos sido testigo del clima de tensión por el que estamos pasando. Las protestas estudiantiles y los hechos de violencia que se han suscitado desde entonces, tienen un saldo de 8 fallecidos, decenas de heridos, y más de un centenar de detenciones.

Es evidente que las circunstancias actuales no son las más seguras para el desarrollo de ningún evento, pues si algo debemos tener presente es que la seguridad es lo primero siempre, ese ha de ser el norte sin distinción de consignas políticas.

A la luz de los recientes hechos, diferentes jugadores tanto del torneo local de fútbol, como de la Liga Profesional de Baloncesto, han comunicado su justificada preocupación tanto por el país, como por su integridad personal, la de sus familiares y hasta de los hinchas.

La Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela (AUFPV), acordó llevar las inquietudes de los jugadores que hacen vida en el balompié nacional, a la reunión con la Federación Venezolana de Fútbol, llevada a cabo en Margarita, solicitando en razón de los hechos por los que atraviesa actualmente el país, se suspenda la séptima jornada del torneo clausura –a jugarse este fin de semana-  en pro de salvaguardar la integridad física de los jugadores.

La FVF, en respuesta a esto, resolvió suspender las jornadas de la Serie Nacional Sub 18 y Sub 20, así como las otras categorías menores, a  tomando como argumento la situación que se vive en estos momentos en el territorio nacional, pero dejó clara su posición que no se iba a suspender la fecha que debe realizarse este fin de semana en el torneo clausura (Primera División), pues según ellos, luego de conversar con el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez, la seguridad de los futbolistas estaría plenamente garantizada.

Los jugadores, representados por la AUFPV, vista la decisión de la Federación, emitieron un comunicado donde expresaban que, luego de evaluar todas las circunstancias, no se presentarían en los recintos futbolísticos esta semana, y no jugarían la jornada, pues es evidente que las condiciones no están dadas para llevar a cabo la misma.

Termina entonces el episodio con el puntillazo final por parte de la Federación, donde en una resolución emitida el día de hoy, 21 de febrero de 2014, establece que “Si el número de jugadores convocados por cada Club y presentes a la hora del encuentro programado, no alcanza para completar la Nómina de dieciocho (18) la misma podrá ser cubierta con jugadores federados de sus Equipos Filiales de las Categorías Sub 20 y sub 18 en el número y proporción que sea necesario, con pleno derecho de ser alineados, en aplicación a lo dispuesto en el Parágrafo Único del artículo 48 de las Normas Reguladores de la presente Temporada.

Es cuestión de sentido común. Uno puede estar a favor o en contra del gobierno, de partidos, de la protesta que actualmente se desarrolla, pero no podemos ignorar la realidad que vivimos. No se trata de política, sino de seguridad personal para quienes hacen vida en el fútbol venezolano.

¿Es necesario exponer la vida, no sólo de los jugadores y cuerpo técnico, sino de los fanáticos que se atrevan a asistir a los estadios, periodistas y demás personas involucradas con el FutVe? No es posible que para la Federación sea más importante el negocio que la seguridad de las personas.

Hablan de “garantizar la seguridad” cuando tenemos antecedentes que dejan ver las grandes carencias en este particular. Jugadores y periodistas agredidos por radicales violentos. Barras que se enfrentan contra barras en nombre de una camiseta. Autobuses quemados, y pare usted de contar. La seguridad de la que tanto habla ahora Esquivel y demás federativos, es esa que no ha existido jornada tras jornada en el fútbol nacional.

Si esto ocurre dentro del recinto deportivo, ¿cómo evitarán que algo pueda suceder fuera de este, durante la llegada de las personas a los mismos? Si no logran controlar lo que sucede dentro de los estadios, ¿cómo es que van a garantizar la seguridad y la vida de las personas fuera de ellos?

Suspenden la jornada en las divisiones inferiores por la situación del país, pero no la de Primera División. ¿Por qué? ¿Acaso esa violencia no afecta a los jugadores del torneo clausura? ¿Cuál es la diferencia entonces?

Súmele además la evidente contradicción en la que cae la FVF, al suspender los juegos de la Serie Nacional, pero resolver que los equipos de Primera División pueden llenar sus plantillas con los jugadores de las categorías inferiores. Es decir, no importa quién juegue, lo que les interesa es que se juegue.

La violencia nunca será parte de la forma de vida de quien aquí escribe. No me identifico con ella y no la hago parte de mi día a día, pero no cierro los ojos ni volteo la cara cuando la encuentro de frente. Eso es lo que hace hoy la Federación. Decide ignorar la realidad que vive el país, haciendo ver que vale más el juego que la vida, sin importar cuál vida sea.


La AUFPV tiene una oportunidad de oro. En sus manos queda que este nuevo atropello, que este nuevo show de Esquivel y la FVF se detenga. 

jueves, 13 de febrero de 2014

En la calle como en la casa...

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Una de las cosas que más escuchamos cuando hablamos con quienes siguen el fútbol venezolano –más allá de la selección nacional- es porqué los equipos criollos rara vez tienen una buena actuación fuera de nuestras fronteras. Siempre surgen interrogantes al respecto, pues como hinchas no sólo quieres ver resultados en el torneo local sino en los torneos internacionales donde participan los planteles venezolanos.

Este fenómeno que vive nuestro balompié es una constante que hemos observado por tantos años, que la verdadera pregunta termina siendo ¿por qué no se hace algo serio al respecto?

Muy a pesar de quienes amamos este deporte, el fútbol venezolano, aún con los avances que ha mostrado en el devenir de los años, sigue siendo poco competitivo si lo comparamos con el resto de Sudamérica. No se busca polemizar en este particular, simplemente es la afirmación de algo que podemos observar y vivir año tras año, cuando a nuestros equipos les corresponde participar en torneos foráneos.

No hay que escudriñar demasiado para encontrarnos con que la actuación de los equipos nacionales termina pasando por debajo de la mesa, y casi siempre tienen un dejo de vergüenza que ponen al desnudo las carencias que vive nuestro fútbol. Sí, existen planteles que han logrado trascender y brillar, pero son excepciones que no logran contrarrestar con lo que se ha convertido en una norma para los conjuntos criollos.

Si nos remontamos a lo básico, para que un equipo pueda mostrar competitividad fuera del país donde milita, hace falta más que tener una plantilla millonaria con jugadores top. Ojo, la inversión que se hace para armar una oncena es importante, pero no lo es todo. Y a veces ni con eso logras el objetivo.

El caso del balompié en Venezuela viene en simbiosis con una falta de calidad, inversión, rendimiento y orden en los torneos locales. Entra entonces la flamante Federación Venezolana de Fútbol, con su majestad Esquivel a la cabeza, quien juega el rol más importante a la hora de calificar la competencia dentro del territorio nacional, pues como organizadores tienen parte de la responsabilidad en sus manos.  

Hace dos semanas comenzó el torneo de clubes más importantes de este lado del continente, la Copa Bridgestone Libertadores. En la primera ronda, Venezuela tenía al Caracas FC como uno de sus representantes. El equipo de la capital buscaba su pase a la fase de grupos y para ello, debía enfrentar al Lanús argentino. Poco fútbol mostró el plantel criollo que terminó por despedirse de la competición sin siquiera poder marcar un gol a favor, sumando este resultado a los últimos desastres internacionales que ha tenido el equipo de la Cota 905.

Mismo cuento para el Zamora FC, aunque el equipo dirigido por Noel Sanvicente mostró superioridad en la cancha, pero no supo capitalizar las oportunidades creadas y terminó cayendo –casi de forma injusta- ante el actual campeón del torneo, el equipo de Mineiro. También el Deportivo Anzoátegui tuvo una clara oportunidad de llevarse la victoria en Puerto La Cruz, pero al no saber aprovechar la ventaja terminó en un amargo empate con el Peñarol paraguayo.

Esa es la historia de nuestro fútbol en el exterior. Vemos cómo se va desarrollando en el casi, ligando que golpes de suerte acompañen a los equipos, pues mientras no exista una clara mejora en el torneo local –no lo llame liga, pues estructuralmente no lo es- las actuaciones seguirán pasando desapercibidas, y tomaremos como proeza si algún equipo llegase a pasar de ronda en cualquier torneo internacional.

Para nadie es secreto que, en comparación con otras ligas, el torneo local no tiene el mismo nivel de exigencia ni competitividad. Sigo sosteniendo que el fútbol es un negocio y nuestro torneo no es rentable, por eso no ha de extrañar que desde el reino de Sábana Grande no se haga más por mejorarlo, apartando el cambio de nombres, patrocinadores y número de equipos.


Para hablar correctamente de un progreso en el balompié nacional, debe tratarse el mismo como la suma de todas las partes en pro de lograr un objetivo claro. Si la FVF sigue manejando todo al estilo “Hijo preferido, hijo marginado”, separando la selección nacional del torneo local, el espejismo de nuestro desarrollo futbolístico seguirá creciendo, mientras nuestros equipos nos mostrarán -con hechos- dentro y fuera de casa, que la realidad supera a la fantasía color Vinotinto