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martes, 30 de octubre de 2012

RETRO - DEPORTIVAS: ¡Gracias, Luis Aparicio!


Antes de nombres con apodos divertidos, como el gran Kung Fu Panda Pablo Sandoval, el Kid Francisco Rodríguez,  El Rey (David Concepción y Felix Hernández), El Gato Andrés Galarraga o El Come dulce Bob Abreu, por nombrar algunos, apareció un fenómeno que marcaría el inicio de una era dorada para los peloteros criollos.

Fue un 17 de abril, corría el año 1956, una fecha que está marcada en la memoria de todos los amantes de la pelota venezolana y de millones de fanáticos fuera de las fronteras de este bello país. El debut de quien en poco tiempo, se convertiría en uno de los más grandes deportistas que ha dado Venezuela.

Luis Ernesto Aparicio Montiel, mejor conocido como Luis Aparicio, hacía su debut en la gran carpa del béisbol con los Medias Blancas de Chicago. Considerado uno de los mejores campocorto de la historia, Aparicio llegó a Chicago con el objetivo de destacarse y dejar su huella desde el primer día.

En esa primera temporada en las Grandes Ligas, conquistó el premio al novato del año, conectando 142 hits, 3 jonrones, impulsando 56 carreras, y terminó con un promedio de bateo de .266, demostrando que estaba para cosas grandes y que su nombre sería recordado por siempre.

Fue nueve veces líder en bases robadas de forma consecutiva, uno de los mayores logros de este gran venezolano. Asistió trece veces al juego de las estrellas y se hizo con el Guante de Oro un total de nueve veces.

Aparicio se convirtió en el primer venezolano en ganar la Serie Mundial, al hacerlo con el equipo de los Orioles de Baltimore en el año 1966, temporada en la que logró un promedio de bateo de .276, con 182 hits, 6 cuadrangulares conectados y 41 carreras impulsadas, abriendo de esa forma la puerta para las futuras generaciones de peloteros venezolanos en el mejor beisbol del mundo.

Jugó un total de 18 temporadas en las Grandes Ligas, en los cuales acumuló un total de 2677 hits, 83 jonrones y 791 carreras impulsadas, para quedar con un promedio de bateo de 262, números que le hicieron merecedor de un espacio privilegiado cuando fue exaltado al Salón de la Fama – Cooperstown – en el año 1984, colocando la bandera venezolana en la cúpula de los inmortales allá en Nueva York, y llevando en sus hombros el orgullo de ser el único criollo integrante de este Olimpo del béisbol.

No fue el primer venezolano en llegar a las Grandes Ligas de Béisbol, pero sin duda alguna, nuestro Luis Aparicio marcó el camino de los muchos peloteros que vieron en él la esperanza de lograr ser los mejores, de poner el alto el nombre de su país, de alcanzar todas las metas trazadas.

¡Gracias, Luis Aparicio… Gracias a ti, Venezuela llegó al mejor béisbol del mundo para quedarse y marcar la pauta!

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