Por
Maiskell Sánchez @maiskell
Sentí que un ultra
liviano pasaba por encima de la casa donde estaba. Normal en época de
vacaciones en la Isla de Margarita en Venezuela. La cosa es que pasó muchas
veces, tantas, que salí a ver qué pasaba. Veo que el piloto me saluda. Saludo
de vuelta y vuelve a pasar. Vuelvo a saludar. Había un terreno vacío cerca de
la casa y la aeronave aterrizó ahí sin más ni más. La tarde se fue en escuchar
sus cuentos y conocer este extraordinario personaje quien tenía una pasión por
volar, como pocas personas he conocido en la vida. Dos días más tarde, me fui a
la playa donde tenía sus operaciones de vuelo de ultra livianos, y entre cuentos
y risas, comenzó esta amistad que por más de veinte años llenó nuestras vidas
de cuentos de bitácoras de vuelo, lugares y fotografías.
Omar Contreras, nacido
en San Cristóbal, arquitecto y piloto, no tiene tamaño para todo los kilómetros
que logra hacer junto a su aeronave Ala Delta apodada “El Cóndor” pero él volaba una mariposa si pudiese montarse
en ella. Ala Delta, parapentista, paracaidista, contador de chistes por más de
cuatro horas seguidas y amigo solidario veinticuatro horas corridas los siete
días de la semana.
Un día leo en la
prensa, que Omar está haciendo una expedición de Margarita a Maracaibo con El
Chuti, otro personaje que conocí en la época de un programa de televisión
llamado “Expedición” quien era piloto, escalador, aventurero y pare de contar.
Hicieron mil kilómetros en vuelo libre por la geografía venezolana. Estoy
segura que este viaje incuba en Omar, el gusano de las expediciones de vuelo.
Un año más tarde,
lo haría de Margarita a San Cristóbal, mil doscientos kilómetros en nombre del
Chuti, quien muere por un asalto a una avioneta que piloteaba. Fue el homenaje
que hizo Omar en nombre de su amigo de aventuras. También su preparación para
vuelos más largos. Cada día crecía el sueño de salir de las fronteras
venezolanas, ya que para él las fronteras estaban en la mente.
Así llega a
realizar un viaje increíble llamado “Volando América”. El primer trayecto sale
de Margarita rumbo a la Patagonia de Argentina. Sí, tal cual leen, se va en ese
Ala Delta con motor, al Sur del mundo y regresa a Venezuela atravesando la
Cordillera Andina y entrando de vuelta por el Atlántico Brasileño. Recuerdo un
día que nos reunimos y me dice: me voy para el norte mi querida Maiskell, y el proyecto se va a llamar "Volando América" porque Volar América es de Sur a Norte. Omar tenía el maletín del Gato Feliz, de allí sacaba la computadora, las carpetas con su presentación, los CD's, el iPod y en la cara, la sontisa pegada para quien quisiera escuchar su proyecto. Si alguien tuvo la fuerza de vender su proyecto, ese fue Omar. Nada lo sacaba de su objetivo. Nada.
Se fue hasta
California en su Cóndor. Con el proyecto Volando América, recorrió 55 mil
kilómetros con su aeronave. Para que se hagan una idea, el diámetro ecuatorial
de la tierra es de 12.756,8 kilómetros aproximadamente (hay estudios que hablan
de variaciones en milímetros) si esta cifra se multiplica por PI, da un
aproximado de 40 mil kilómetros de circunferencia. No es poco lo que voló Omar
para ese proyecto. La cara cuando me mostró las fotos de su viaje, es algo que
no puedo olvidar. Fotos impresionantes que están recogidas en un libro que se
llama “Volando América”. Aquí les pongo esta reseña de su libro, que le hizo la
revista Estampas, para que vean algunas imágenes. Además el libro cuenta toda
la travesía y es más que emocionante. Es nuestro expedicionario del aire y vale
la pena leer su historia. http://www.eluniversal.com/estampas/anteriores/160907/encuentros.shtml
Con todo este
proyecto, llegó la televisión a su vida. Volando América por SunChannel. Cada
capítulo una aventura nueva. Con ese proyecto en la mano, se lanzó a la
aventura de recorrer Venezuela y ahí lo hizo en Ala Delta parapente, moto, bicicleta,
buceo, fue por todos lados de nuestra geografía. Llenando nuestros ojos de los
paisajes más hermosos que tenemos en nuestra tierra.
Esto trajo un nuevo plan a su vida: La Conquista de los Andes. Esta sería su nueva expedición.
Su nuevo reto deportivo extremo. Alcanzar las siete cumbres de la Cordillera
Andina. Volar desde Argentina hasta Venezuela por las montañas. Un reto
arriesgado tanto por la altura de las mismas como por las condiciones
climáticas, pero él quería registrar el cambio climático, documentarlo en fotos
y video y que quedara como legado para futuras generaciones.
Por muchos años,
Omar me retó a volar en su Ala Delta, siempre le dije que no, siento que es una
aeronave que desconozco aunque he realizado buena parte de mi carrera
fotográfica volando en helicópteros. Con esta expedición, llega un día Omar a
mi casa y me ofrece que realice el trabajo fotográfico de la Conquista de Los
Andes como la unidad que va por tierra. Fue maravilloso compartir con él todo
el proyecto. Los días en mi casa iban desde preparar una pasta, a escribir las
presentaciones, trabajar la idea del logo, ver cartas de navegación, clases de
fotografía, de lightroom y muchos chistes.
Un día me pregunta:
Maiskell, ¿qué es lo que más te gusta de volar en helicóptero? El tener la
maravilla de no poder intervenir en lo que estoy fotografiando porque ni hablar
mucho puedo –le contesto. ¿Y a ti? –le pregunto- “Que no tengo retrovisores
para mirar hacía atrás” Magistral respuesta.
No pude ir a la
expedición. Guardo la emoción que sentí cuando me llamó para decirme: “Aconcagua
coronado 21.200 pies a las 8 y 20 en Argentina mi querida Maiskell, deberías
estar aquí” Pronunciaba mi nombre haciendo énfasis en la S alargando el sonido
y con final musical para la L. Muy divertido.
Conquistó el
Aconcagua en Argentina, Los ojos del Salado en Chile, El Sajama en Bolivia, El
Huascarán en Perú.
Su viaje se detuvo
el 13 de Enero de 2011 en la montaña del Chimborazo en Ecuador. Fue un cambio
en el plan de vuelo de la vida, o como diría Omar, un cambio de variable.
El siempre lo dijo:
“Conquistar sin riesgo, es triunfar sin gloria”
No hay comentarios:
Publicar un comentario