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domingo, 26 de enero de 2014

A la caza del nuevo seleccionador.


Para nadie es un secreto que el tema del Director Técnico de la selección nacional se esté tratando como uno de los acontecimientos más importantes de nuestros días. Trasciende el ámbito futbolístico y raya en lo político, económico y social.

Me atrevo a aseverar que nunca antes este tema había levantado tanta controversia, publicidad y debates a granel. Claro, esto ha sido gracias al crecimiento que ha tenido la Vinotinto en los últimos años, y la importancia que la misma posee dentro del país. Más allá de un equipo de fútbol, la selección es un gran negocio.

Entendiendo que así son las cosas desde que el equipo nacional se convirtiera en un boom comercial, la revisión del panorama actual del banquillo criollo no es tan “grave” como algunos creen. Me explico con la célebre frase del personaje del Chapulín Colorado: “Todo está fríamente calculado”

La renuncia de César Farías abrió las puertas a un postulado de nombres -casi ridículo- de los posibles sustitutos del cumanés para llevar las riendas del equipo nacional. De eso han hablado hasta las abuelitas en los supermercados. No, no es broma. Difícilmente encontremos hoy a alguien que no tenga su candidato para dirigir a la selección.

Ahora bien, desde hace tiempo el nombre de Richard Páez ha sido el más fuerte para llegar al afamado cargo. Para nadie es un secreto que, después de haber ganado el Torneo Apertura del campeonato local con Mineros de Guayana, Richard haya sacado amplia ventaja a sus más cercanos competidores.

Sin embargo, los últimos días se ha tomado el nombre del merideño como la novedad y el batacazo más importante del balompié nacional. Ante esto sólo pude decir: “¿En serio?”

El afán de tener siempre el breaking news, ser el primero en decir cualquier cosa para poder salir y resaltar “Yo di la primicia” tiene a más de uno tirando dardos en cualquier dirección. No importa cuán ilógico o improbable sea, lo importante es ganar territorio comunicacional. De ahí que el nombre de Bielsa todavía esté en la lista de muchos.

El caso de Richard es ejemplo de ello. Un tubazo ampliamente conocido por quienes seguimos la movida del fútbol nacional, y además, que ha sido noticia reiterada desde hace semanas. Se ha caído en el absurdo, como en tantos aspectos del acontecer nacional.

Entre todo el meollo, hablan de candidatos del comité, de las opiniones de los fanáticos,  de la prensa, en fin, dimes y diretes que sólo tienen un común denominador: Rafael Esquivel.

Aún hay gente que confía en el proceso democrático de escogencia dentro del reino de Sábana Grande, cuando tenemos demasiados años de historia como argumento para asegurar que el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol es un político –criollo y de los buenos- que mareando a muchos, termina haciendo lo que quiere, dando ilusión de participación a quienes integran la institución y hasta los que están fuera de ella. Y los involucrados dicen mucho pero no hacen nada. Hay que reconocer, Esquivel en eso es un crack.

Seguirán saltando nombres. El festival de noticias con información de contactos crecerá a medida que vaya pasando el tiempo sin conocer quién será el titular del banquillo Vinotinto. La avalancha de “Yo lo dije primero” no se hará esperar. En esta cacería informativa, quien tenga más nombres en la lista y haya dejado evidencia de su trabajo, seguramente recibirá el crédito.

Y mientras todos los actores de esta tragicomedia le siguen haciendo el juego a la Federación, lo único seguro es que el nuevo técnico será quien el zar del futbol nacional decida, bajo las condiciones que imponga –como siempre ha pasado- porque a medida que exista la complicidad de quienes ven a conveniencia las formas con las que se maneja la FVF y la crítica silenciosa siga imperando, Rafael Esquivel seguirá siendo el rey.

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