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viernes, 6 de diciembre de 2013

El precio del talento


La mañana de este viernes 06 de diciembre, tomó por sorpresa a más de uno –voy metida en esa lista- con la noticia de la llegada de Robinson Canó, uno de los grandes baluartes de los Bombarderos del Bronx, a los Marineros de Seattle, con un contrato de impacto: 10 años por la módica suma de 240 millones de dólares.

Desde que la temporada regular culminó los ojos estaban puestos en lo que haría Canó, pues su contrato con los Yankees llegaba a su final y sería una de las joyas de esa corona llamada agencia libre.

Las críticas llovieron sobre el dominicano, quien desde un principio dejó claro que el equipo que quisiera contratar sus servicios debía pagar y hacerlo muy bien. Cifras iban y venían. Las negociaciones para lograr extender su contrato con Nueva York caían en una suerte de “tira y encoje” que dejaron en evidencia que ninguna de las dos partes iban a dar su brazo a torcer. Los de la Gran Manzana, por un lado, negados a pagar el famoso impuesto al lujo, no iban a ofrecer a Robinson la suma que solicitaba, y por otro lado, el pelotero defendió hasta el final que eso era lo que él quería: un contrato mega millonario.

Con todo lo que viven los Yankees desde el inicio de la pasada campaña, las lesiones de su pelotero emblema y capitán del equipo, el reto de bajar los costos de la nómina, sin olvidar la cruzada emprendida por Alex Rodríguez y su batalla por demostrar su inocencia en el caso de dopaje, apelaciones, acusaciones y pare usted de contar, todo apuntaba a que retener a Canó en las filas de los Mulos era casi una obligación. Sin embargo, el segunda base no estaba en la misma página que la gerencia de Nueva York, lo que daría paso a su llegada a la conocida Corte del Rey.

¿Podemos criticar a Canó por buscar el mejor contrato posible, aunque muchos hablen que sólo le interesa el dinero y no ganar campeonatos? Hay mucha gente que, aún con todos los avances que vivimos año tras año, con las experiencias que nos deja el tiempo, siguen hablando del deber ser desde un punto de vista poco práctico. Y no temo afirmar dicha situación porque la realidad es que, mentalmente, hemos hecho hasta lo imposible para que así sea.

Pocos creían que Canó se marcharía de Nueva York –y me anotan de nuevo en esa lista- porque por alguna razón, se le delegó sin preguntas el título de “pelotero franquicia”, ese que nunca abandonará a su equipo. El destinado a ser el sucesor de Jeter.

Esa visión utópica nacida muchas veces del fanatismo, del amor a una camisa, fue creada para contrarrestar la realidad: mientras para quienes disfrutamos del béisbol fuera del diamante esto es un deporte, para aquellos que lo practican es un trabajo. Y el talento siempre tiene un precio. Un jugador pone sus condiciones, entra en conversaciones para negociar sus servicios y responde a la mejor oferta. ¡Cómo en la vida misma! -quitando los millones de dólares anuales, claro-

Quizás es una situación incómoda de asimilar porque termina restando un poco a la belleza del sentir un equipo, pero los negocios son exactamente eso, ni más ni menos. Ya la historia se ha encargado de mostrarnos varios ejemplos: Babe Ruth (de Red Sox a Yankees), David Beckham y Cristiano Ronaldo (de Man. United al Real Madrid), Albert Pujols (de Cardinals a Anaheim) o el mismo Josh Hamilton (de Rangers a Anaheim). Y como ellos, son muchos.

También están quienes han optado por menospreciar el talento de Canó al compararlo con el valor hipotético de Miguel Cabrera. Miggy es un fenómeno, pero cuando le toque a él estar en esa posición entonces podremos hablar de su valor, pues al final del día un pelotero valdrá lo que indique el contrato. En el estricto sentido económico, ha sido y seguirá siendo así.


Robinson Canó consiguió lo que buscaba. No será lo más aplaudido por muchos, pero en mi opinión, jugó a ganador y sacó el mejor provecho posible de la situación. Dentro de 10 años, veremos si todo lo que hizo valió la pena beisbolísticamente, porque monetariamente fue un grand slam.  Después de todo, el talento se paga.

lunes, 14 de octubre de 2013

Hora de generar cambios.


Cuando el pitazo final sonó en el gramado de Pueblo Nuevo, sus caras transmitían la misma decepción, el mismo dolor y la rabia de millones de venezolanos, quienes mirábamos expectantes cómo nuestra selección quedaba una vez más en el camino al mundial. Los jugadores sabían que el sueño, que ya estaba en estatus de milagro, se les terminaba de ir de las manos.

Con un amargo empate contra el seleccionado paraguayo, la Vinotinto se despedía de la cita mundialista que tiene lugar el próximo año en Brasil.

De este largo proceso de eliminatorias, quedan recuerdos increíbles y un mar de dudas y de preguntas con respuestas probables, pero que  las mismas son dejadas a un lado porque no convienen al zar del fútbol nacional.

Es difícil mirar hacia atrás y no pensar en lo que pudo ser y no fue. El fútbol venezolano y su máximo exponente –La Vinotinto- siguen viviendo en el casi. No se termina de cuajar, no termina de engranar porque simplemente no hay un proyecto completo.

Se lleva las riendas de esta selección queriendo resultados sin tomar en cuenta que para ello es necesario realizar un trabajo desde abajo, desde las menores, para luego apostar a consolidación de un juego coherente y a la altura de las exigencias de la competición. Ese debería ser el manejo desde lo más alto de la Federación hasta llegar a quien propone el planteamiento táctico de los partidos, el director técnico. En este caso, Venezuela no ha tenido esos ingredientes en ninguna de esas dos figuras.

Y no se trata de carencia de talento, porque aquí hay de sobra. Un grupo de jugadores con un nivel futbolístico que puede rendir si se dan las directrices acertadas, si se traslada el potencial individual para conseguir el engranaje necesario entre cada uno de ellos y hacer de este un equipo con opciones, competitivo y en un óptimo nivel para lograr llegar a un mundial.

El problema entonces no radica en lo que son capaces de hacer los futbolistas en la cancha, sino en tomar esas capacidades para llevarlas al equipo, creando un estilo y hasta una filosofía para lograr los resultados. Es cuestión de desarrollar el cómo del juego.

Ahí entramos en materia técnica y planteamiento táctico. Desde hace mucho tiempo he expresado que el actual DT de la selección no es un estratega que cuente mi agrado.

Hay que reconocer los logros que, al mando de César Farías, ha tenido la selección, tanto la mayor como las menores. No ha sido enteramente su responsabilidad, pero es parte del cuerpo técnico, así que tiene méritos.

Sin embargo, es momento de analizar en frío y observar el panorama completo, y la realidad es que la meta no fue alcanzada. El objetivo que se trazó Farías y su equipo no fue logrado, aún teniendo circunstancias “favorables”, pues contó con mucho más recursos y condiciones por parte de la Federación Venezolana de Fútbol que sus antecesores.

No ver a la Vinotinto en el Mundial, por más dolor que genere en el orgullo, termina siendo el reflejo de una realidad mucho más compleja.

Si no hay fuerza en las bases, en los cimientos de un equipo, cuando su principal fuente de alimentación es un torneo que carece de recursos, de competitividad, de complejidad y de elementos para ser fuerte, entonces entendemos porqué el estancamiento del fútbol venezolano.

Para que la Vinotinto logre sacudirse el “casi” de su órbita, deben realizarse cambios necesarios en la visión del juego, en las formas, y por qué no, hasta en los códigos. Es necesario modificar las estructuras de trabajo, entender que el fútbol no es sólo un montón de resultados, algunos brillantes y otros grises, la mayoría productos del azar del momento y no de un estilo propio de juego.

Cuando un país no cuenta con un torneo local adecuado, donde el mismo termina siendo un trámite, tiene más dificultades para llegar a un mundial de mayores. Por eso resulta inverosímil hablar de "evolución" del fútbol en Venezuela.  

Una federación que lleva al seleccionado nacional por un camino VIP y al campeonato local por el callejón de la amargura, está destinada -como es el caso- a sucumbir fracaso tras fracaso. Y es que, es difícil no caer en los vicios del poder cuando se tienen 27 años al mando de una institución, como es el caso de Esquivel Es tiempo de dar un paso al costado, pues resulta obvio que ya no hay ideas nuevas que ayuden al crecimiento y desarrollo apropiado del balompié criollo. 


Se nos avecina año y medio fuera de competiciones oficiales. Es el momento ideal para dar el salto y empezar a generar el cambio necesario, no sólo en los nombres sino en la esencia, que al final es lo que hace la gran diferencia entre los que escriben de historia y los que la protagonizan. 

domingo, 6 de octubre de 2013

Empezar desde cero...


Hace un año, apenas, los Boston Red Sox eran el claro ejemplo para cualquier analista deportivo. Sí, aunque parezca descabellado, era así. Cuando se quería hablar sobre todo lo que no debía pasar dentro o fuera de un campo de béisbol para un equipo de Grandes Ligas, fácilmente se podía señalar la pobre actuación de los patirrojos, y la imagen quedaba tan clara como el cristal.

Si hacemos memoria rápida, recordaremos cómo los Red Sox hicieron de perder todo un arte.

Al mando de Bobby Valentine, quien llegó a dirigir a los de Boston luego del escandaloso final de la era Francona, -y a juicio de quien está tras estas letras, una de las peores decisiones que ha tenido la gerencia del equipo- la novena de Nueva Inglaterra completó una temporada para el olvido.

Un equipo errático, sin profundidad en su bullpen, con una rotación de abridores que no contaba con el apoyo de la ofensiva, pues los bates eran tan grises como el color del clásico uniforme. No había bateo, y peor, al parecer no había ganas de hacer algo al respecto. Súmele a eso un manager que nunca logró adaptarse ni armar un estilo de juego, pues se sentía la tensión perenne entre los jugadores y quien se supone los dirigía, y tiene la receta perfecta para el fracaso. Y eso fue, un monumental fracaso.

Basta decir que en la pasada temporada, los Red Sox quedaron últimos en la división este de la Liga Americana, con un nefasto record de 69-93, siendo el tercer peor equipo de todas las Grandes Ligas en esa zafra.

Al finalizar la campaña, se anunció el despido de Valentine, y la contratación del ex manager de los Toronto Blue Jays, John Farrel. Ese fue el punto de inflexión. Ahí comenzó la transformación del equipo de Boston.

Con un manojo de cambios importantes en la nómina del equipo, 2013 se veía incierto pero prometedor para la tropa de Farrel. ¡Y de qué forma supieron aprovechar los nuevos vientos!

Al finalizar la presente campaña regular, los Red Sox se habían convertido en el equipo con el mejor record en todas las grandes ligas, finalizando con 97 victorias y 65 derrotas, empatado con los Cardenales de San Luis, y regresando por todo lo alto a la postemporada.

La vida, en ocasiones, se encarga de enseñarnos que cuando llegas al punto más bajo posible lo único que puedes hacer es surgir, y el equipo de Boston, a pesar de las miradas escépticas del mundo del béisbol, logró salir del hueco donde se había posado para alcanzar una de las actuaciones más sólidas desde 2007, cuando conquistaron la Serie Mundial por última vez. El golpe anímico de la temporada pasada parece haber funcionado como incentivo para el equipo.

No sabemos cómo terminará este gran año de los Red Sox, pues ahora mismo se encuentran luchando contra los Rays de Tampa Bay por el pase al campeonato de la Liga Americana, pero parece que la misión de cambio fue cumplida.

Desde aquí, sólo queda agradecer a Bobby Valentine. Y no, no me equivoco de verbo. Hay que agradecer. De no ser por ese descarrilado tren, que incluyó a jugadores, cuerpo técnico y hasta a la fanaticada, sacando una de las peores caras del equipo, quizás hoy él seguiría dirigiendo a Boston y otra sería la historia.

En una alocada perspectiva, quizá fue ese su aporte a la presente campaña del equipo de Farrel.

@beaneyvi 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Sobreviviendo al enemigo


“Tenemos que ser respetuosos con el contrato que tenemos con César (Farías), además tenemos una excelente relación con él y estamos satisfechos con su liderazgo. Su contrato se vence después del Mundial. ¿Usted cree que todo ha sido negativo? Pues no es así, la clasificación no es todo. No vamos a hacer cambios, sino mejorar sobre la base”.

Con esas palabras, nuestro muy criollo Emperador Palpatine (Star Wars) deja en claro cuál será la movida –o la falta de ella- en relación al cuerpo técnico que estará trabajando con la Vinotinto hasta después del Mundial Brasil 2014.

El secreto mejor guardado es el que más se conocía. A pesar del rumor –casi absurdo- sobre las presuntas negociaciones de Marcelo Bielsa con la Federación Venezolana de Fútbol, lo único claro es que la dupla Esquivel–Farías seguirá en la palestra de la selección nacional, por lo menos un año más.

Al parecer, el hecho de tener la clasificación al venidero Mundial en Modo Milagro, el pobre rendimiento del equipo nacional en la recta final de las eliminatorias, el estancamiento táctico del “modelo Farías” que se ha hecho evidente desde el 2008, y las miles de controversias que ha mostrado el cuerpo técnico a cargo del seleccionado nacional, son el perfecto resumen curricular para que César Farías y su equipo continúen comandando al conjunto criollo.

Con la lapidaria frase “La clasificación no es todo” se resume la forma del trabajo entre Esquivel, Farías y la Vinotinto en estos últimos años. ¡Qué curioso! Ese no fue el discurso de 2008, cuando el propio seleccionador prometió a millones de hinchas que Venezuela se clasificaría al mundial.

La noticia no produce ninguna sorpresa, pues como dije al principio, dadas las circunstancias que rodean las decisiones técnicas en la FVF, esto se veía venir desde mucho antes del fatídico encuentro contra la selección de Chile, sin embargo, no deja de impresionar el estilo bodeguero con el que la Federación sigue manejando las riendas de nuestro fútbol.

¡Vamos! Ya la primera piedra de tranca es el hecho de tener a un monarca al mando del máximo organismo futbolístico del país. Son 27 años los que Esquivel tiene sentado en la silla presidencial, y contando, porque al paso que vamos a esos 27 se le agregarán unos cuantos años más.

Si revisamos todos esos años, veremos que el progreso del fútbol venezolano del que tanto hablan, no va más allá de un espejismo, uno que algunos prefieren tomar como cierto porque la realidad es odiosa, molesta, irritante y triste para quienes amamos este deporte y lo queremos ver en grande.

Súmele al yugo de esa presidencia un manejo neo-nepótico a la hora de tomar las decisiones técnicas, y voilà: la fórmula para el desastre.

La ecuación termina de complicarse cuando uno de sus componentes se erige como el factor inmutable, el común denominador. Este es el caso de César Farías. El actual técnico de la Vinotinto parece gozar de la inamovilidad laboral consagrada en la Constitución y en la reciente Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (y la Colonia Tovar, por si acaso).

Cuando el hijo empieza a tener injerencia en las decisiones del padre, entonces la bodega comienza a presentar mayores problemas. Y sigo usando el término bodega porque en eso ha terminado la Federación, en una pulpería que se maneja al antojo del señor que saca las cuentas, paga y se da el vuelto.

Méritos tienen algunos nombres criollos para tomar el mando de la selección nacional. El detalle es que esos nombres no cuadran en los planes del titiritero, y lo que empezaría como un “nuevo proyecto” terminaría por ser una piedra en el camino del Rey.

Habiendo tenido una de las eliminatorias más “transitables” en la historia de esta nueva Vinotinto, ¿Cómo le explicas a un país hambriento de resultados, deseoso de ver a su selección clasificar por primera vez a un Mundial de mayores, que “la clasificación no es todo” sin que esas palabras suenen a burla?

En medio de todo este arroz con mango gerencial se encuentran los guerreros de la cancha. Ellos, quienes a pesar de todo lo que suceda, seguirán vistiendo la camiseta nacional con el objetivo claro en la mira, porque los jugadores sí están muy claros en que la clasificación es todo y más, en esta carrera por seguir haciendo historia, a pesar de estar sobreviviendo al enemigo que duerme en casa, que lleva las cuentas, que quita y pone sin mostrar mayor problema, pues en esta bodega todo termina siendo parte del negocio familiar.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Medidas Extraordinarias



Todos hemos escuchado en algún momento el término. Cuando se habla de medidas extraordinarias por lo general lo escuchamos en un pasillo de hospital. Sabemos que al oír esas dos palabras, la situación por la cual pasa el paciente es grave, y ya el trabajo y respuestas regulares de los doctores no son suficiente para poder salvar la vida de quien está en una camilla, debatiéndose entre la vida y la muerte.

Tomemos en cuenta que si al hacer lo rutinario no obtienes una respuesta satisfactoria -que logre el cambio que necesitas para encontrar la solución a un problema- entonces es el momento de adoptar el término médico, y llevarlo a ese plano donde te encuentras.

Hace apenas una semana, la selección venezolana de fútbol se jugaba la vida entera en un partido muy complicado ante una selección de Chile que, con sus grandes piezas, iba a salir con todo a defender su patio.

Mucho se habló de ese juego, ese nefasto 3-0 a favor de los chilenos, que dejaba en terapia intensiva a la Vinotinto, de cara a la máxima cita mundialista, donde sólo 32 selecciones tendrán el ticket de entrada. El escandaloso marcador en Santiago fue poco, si lo comparamos con el rendimiento –casi nulo- de una Venezuela que se vio superada desde los primeros minutos, y que nunca supo cómo darle vuelta al marcador. No tuvo capacidad de reacción ni respuestas concretas al planteamiento táctico de Chile. Era una radiografía del partido contra esa misma selección, pero en Puerto La Cruz, donde los dirigidos por César Farías tampoco lucieron su mejor fútbol.

Cuatro días más tarde, Venezuela recibía a un equipo de Perú con la misma urgencia del seleccionado nacional, pues una derrota los dejaba fuera de la lucha por el quinto puesto de la clasificación para Brasil 2014, y como si se tratase de la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la Vinotinto saldría a hacer uno de sus mejores partidos en estas eliminatorias, dejando atrás la terrible actuación en suelo chileno. Un planteamiento ofensivo, donde la posesión del balón fue la mejor defensa de los venezolanos, terminó dibujando un 3-2 que se convertía en el respirador que mantiene con vida a los nacionales.

Cuesta trabajo -en lo personal- entender cómo teniendo todo en nuestras manos para lograr la tan ansiada clasificación por primera vez a un mundial de fútbol, nos encontramos en una camilla, con una enfermedad casi terminal.

Para Venezuela, que tiene en la actualidad su mejor generación futbolística, este era el momento de lograr la hazaña. Un Brasil fuera de la lucha por la clasificación, una selección de Paraguay que ha mostrado su peor cara en años, un inicio con tropiezos de Uruguay, quienes hasta hace poco, estaban en el lugar que hoy ocupa el equipo venezolano. Una Colombia que, hasta la mitad de las eliminatorias, no estaba en su mejor nivel. En fin, el camino se vislumbraba transitable, y la clasificación era una realidad tangible para la selección Vinotinto.

Con todo esto por digerir, siendo demasiado quizás para quienes tenían todas sus esperanzas y expectativas en lo más alto, a Venezuela le ha llegado el momento de tomar medidas extraordinarias.

Las fallas tácticas del equipo, los planteamientos de los partidos, esa sensación de haber tenido la clasificación en las manos, ese tan cerca pero tan lejos que, con recelo, se ha tatuado en el pensamiento de todos los venezolanos, contar con una plantilla llena de grandes jugadores, y sin embargo, que no de los frutos esperados. ¡Es hora de cambiar!

Cuando el centro de un equipo recae en su entrenador o el cuerpo técnico, y no en los jugadores, es una de las señales que indican que algo no está saliendo bien. Y en el caso de César Farías, esas señales vienen siendo recurrentes desde 2008.

El técnico de la selección venezolana ha sabido ganar protagonismo en cada rueda de prensa, en cada partido del equipo. Su actitud le ha ganado miles de críticas y detractores, pues al final del día nadie quiere que el rostro del equipo de tu país sea el del DT, llámese como se llame.  “La victoria no tiene sustituto”, “cuchillo entre los dientes”, “arrinconamos a Chile en su arco”, son frases célebres durante estas eliminatorias, de un Farías jugando el rol que más le entretiene: el de la controversia.

La actualidad que vive la Vinotinto no es más que una alarma para hacer un cambio radical. Farías, a quien se le debe aplaudir los logros que ha tenido con esta selección, parece no ser la pieza más adecuada para un nuevo ciclo. Su planteamiento futbolístico ha llegado a un punto muerto, y los resultados muestran que, más que un aporte táctico confiable, el trabajo termina cayendo en una  improvisación en la búsqueda desesperada de resultados positivos.

El hilo de vida que le queda a Venezuela en estas eliminatorias, depende no sólo de sus pies, sino de lo que haga la selección charrúa, quienes  de sumar un punto más, estarían desconectando a Venezuela del respirador que lo mantiene con remotas, pero posibles esperanzas de obtener el puesto de repechaje, y el tan anhelado boleto a Brasil.

Sin importar lo que pase, es claro que urge dar un golpe de timón en el manejo táctico de la selección, en las ideas, en las propuestas. Sería casi un crimen desperdiciar esta generación de futbolistas venezolanos, a quienes no se les critica nada, pues si algo han sabido hacer es manejar con estoicismo el peso de defender la camisa que ha unido a los venezolanos en un solo pensamiento, en una pasión que, para suerte de todos, no da cabida a otro color.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Yasiel Puig: Entre la aptitud y la actitud.


Hace poco comentaba desde mi cuenta en Twitter que si algo no faltaba en esta temporada 2013 de Grandes Ligas era el drama. Hay de todo, para todos los gustos. Desde el caso Biogénesis, pasando por toda la novela de A-Rod, el concurrido hospital de los Yankees, hasta la lucha cuadrangular a cuadrangular que mantienen Chris Davis y Miguel Cabrera, hemos tenido un año lleno de acontecimientos fascinantes –dentro y fuera del terreno-.

Uno de ellos, que ha sido además una de las grandes y gratas sorpresas que nos regala la pelota, es la llegada al mejor béisbol del mundo del cubano Yasiel Puig.

Con una historia digna de novela, este pelotero que salió de su país en busca de una mejor vida, pactó en 2012 con los Dodgers de Los Ángeles por siete años y 42 millones de dólares.

Tras pasar todo un año en ligas menores, y luego de terminar el spring training con grandes números, Puig llegó a la Gran Carpa el 2 de junio del presente año, y desde entonces ha demostrado que su talento es real. Es como si desde ese primer turno, el hombre decidió que llegaba para no irse más.

Desde el momento de su debut, el rendimiento y desempeño de los Dodgers ha sido digno de aplausos. En este momento se encuentran sólidos en el primer lugar de la División Oeste de la Liga Nacional con una ventaja de 7.5 juegos, y parte del ascenso impresionante que ha tenido el equipo desde la mitad de la campaña, se debe a lo logrado por Puig, quien junto a Hanley Ramírez se han alzado como las bujías del equipo californiano.

Los numeritos del cubano no mienten: Batea para .352 de average, un OBP de .412 y .567 en porcentaje de slugging. Tiene 12 cuadrangulares y 28 carreras impulsadas. En resumen: ¡es un peloterazo!

Todo parece bello en la tacita de porcelana made in Cuba, pero no podemos olvidar que el béisbol es un deporte colectivo, de equipo, donde lo que un jugador haga puede afectar de muchas formas a los demás compañeros, tanto en el rendimiento físico como en lo psicológico.

La arrogancia deportiva, la competitividad, las ganas de mostrar ser siempre el mejor son bienvenidas en cualquier disciplina, mientras que la humildad esté metida por algún rincón de esa fórmula.

Son muchas las críticas que han llovido sobre Yasiel Puig en torno a su actitud dentro y fuera del diamante. Arrogante, sobrao como dicen en mi país. Y es que con semejante actuación es difícil no caer en ese terreno.

Sin embargo, como reza el cliché: “todo en exceso es malo” o en este caso, todo en exceso cansa. Agota a los compañeros de equipo, a los rivales, directivos, prensa y hasta a los mismos fanáticos. Y es que nadie, absolutamente nadie puede ser más que todos. No en un equipo.

El peor enemigo de Puig es él mismo. Lo que consigue día tras día con el bate, tras uniformarse, lo opaca con sus palabras, con sus declaraciones, con los desaires a la prensa, con ese complejo de superioridad que a más de uno ha mandado a la lona antes del out 27.  No es fácil lidiar con una personalidad de diva, mucho menos si tienes que engranarla con la de unos 30 peloteros más -por decir lo menos-.

La paciencia se agota, y terminas siendo relegado porque es más fácil deshacerse de uno a que muchos se adapten a ese que al final del día no termina de encajar. Lo de Puig tiene explicación, me parece. Eso de no tener mucho y pasar a tenerlo todo en un abrir y cerrar de ojos no es algo sencillo de asimilar, mucho menos de manejar.

El ascenso ha sido meteórico. Se nota la inexperiencia para el manejo de una situación como la que actualmente viven los Dodgers, quienes van embalados hacia la postemporada y cuidado si no tienen un cupo guardadito en la Serie Mundial.

¿Falta de madurez? Conversaba ayer con algunos conocedores del juego que sí, es evidente que le falta madurez. Esa que te otorgan los años, el roce en el terreno, los golpes de la pelota, las caídas humillantes y los regresos triunfales.

Puig lo tiene todo para ser grande, para conseguir el estrellato permanente dentro de las Grandes Ligas. En sus manos y en las  de quienes le dirigen se encuentra el futuro de este pelotero, quien debe poner quizás los pies sobre la tierra antes que la dura realidad lo haga por él. 

@beaneyvi

miércoles, 14 de agosto de 2013

Miguel Cabrera, ¿Y cómo te llamamos?

Desde su debut en Grandes Ligas hace poco más de diez años, el Tigre de Venezuela ha demostrado que su lugar está en el mejor béisbol del mundo.

Una habilidad con el madero que nos ha asombrado desde el día uno, cuando convirtió a los escépticos con aquel mítico cuadrangular contra Roger Clemens y los Yankees en la Serie Mundial de 2003, y que desde entonces no ha parado de ganar elogios, no ha dejado de sorprender incluso a quienes nada tienen que ver con el mundo de los deportes.

Luego de momentos gloriosos, llegaría la temporada 2012. La consagración de la grandeza ofensiva de Miguel Cabrera. Una campaña para la historia, donde el oriundo de Maracay dejaba su huella al consagrarse con la Triple Corona –cuadrangulares, promedio de bateo y carreras impulsadas- y ser el primer latino en conseguir la hazaña.

¡Era la cúspide! Demostraba que no era sólo un espejismo. Su consagración en la MLB era real y se posicionaba como uno de los mejores peloteros de la actualidad. ¿Qué más podía demostrar, si al parecer lo había mostrado todo…?

Entonces, comenzó la presente campaña, y no contábamos con su astucia.

Miguel Cabrera se puso el uniforme, tomó el bate y empezó a mostrar signos de vida extraterrestre. ¡Es que no parece humano! A la fecha, está en la pelea por adjudicarse nuevamente la Triple Corona, cosa que no ha sucedido nunca en la historia de las Grandes Ligas de Béisbol.

Pese a las molestias físicas que ha mostrado durante la temporada, Cabrera sigue sólido en su juego. Es sin duda la bujía ofensiva de los Tigres de Detroit, y lidera dos de los tres renglones de bateo que integran el codiciado premio.

Su único obstáculo viene con nombre y apellido: Chris Davis. El primera base de los Orioles se mantiene como líder en cuadrangulares en la Liga Americana, siendo hasta el momento lo único que separa al venezolano de repetir la proeza.

Algo cómico. Al momento de escribir esta nota, el tercera base de Detroit conectaba su HR 38 de la temporada.

Es un bárbaro. ¡Un peloterazo!

En un segmento que le dedicó una reconocida casa de video juegos, el criollo decía: “Cuando uno tiene una meta en la mente no hay tiempo para cansarse...” ¡Vaya que lo ha sabido mostrar!

¿Cómo describir lo que está haciendo Cabrera sin caer en repeticiones? Debemos llamar a la Real Academia Española, a ver si se inventan algunos calificativos nuevos porque con semejante actuación, Miguelito no nos hace el trabajo fácil a quienes estamos detrás del computador.

Aún queda temporada y muchos juegos por disputar. De lograr mantenerse en ritmo –cosa que no dudo- Miguel Cabrera, venezolanito como la arepa, puede inscribir su nombre en los libros del deporte como el primer jugador de la historia en ser triple coronado de forma consecutiva.

A quienes admiramos el béisbol sólo nos queda sentarnos y disfrutar del espectáculo. 

@beaneyvi

viernes, 9 de agosto de 2013

Todo listo para rodar el balón

Los días pasaron demasiado rápido desde la final de la temporada pasada del fútbol venezolano. Aún hay fanáticos celebrando el merecido triunfo del Zamora Fútbol Club sobre el Deportivo Anzoátegui, y ya es momento de iniciar otro capítulo del balompié criollo.

A partir del 10 de agosto, viviremos la emoción del Torneo Apertura 2013, donde 18 equipos tratarán de conquistar el título para luchar por una estrella y proclamarse los monarcas del fútbol nacional.

Cada inicio de torneo trae consigo su cuota de expectativa, además de los afamados favoritos, que cambian de nombre conforme vayan preparando sus nóminas. El trabajo de pretemporada es fundamental para evaluar el rendimiento de las plantillas, el engranaje que debe tener cada jugador con sus compañeros para que en el terreno sean una máquina, o al menos ese siempre es el plan.

En esta oportunidad, la ficha de gran favorito recae sobre los hombros del equipo dirigido por Richard Páez, Mineros de Guayana. Con incorporaciones importantes como Edgar Jiménez, Andrés Rouga, Zamir Valoyes, Julio “Taca” Machado y Eder Hernández, sumados a figuras como Richard Blanco y Ángel Chourio, el equipo de Guayana parece ser el candidato a vencer en este Apertura.

Se debe destacar al recién ascendido, Carabobo Fútbol Club. El equipo de Rafael Lacava ha hecho una enorme inversión para reforzar su plantilla y prepararse de cara a su regreso a la Primera División del fútbol nacional. Empezando con el DT, Jhonny Ferreira, nombres como Emilio Rentería, Leo Morales, Cristian Novoa, César “Peluche” González, Juan Guerra y pare usted de contar, el equipo granate ha puesto una cantidad de dinero importante para lograr hacer un equipo competitivo. Veremos si todo da resultado, pues ya ha quedado demostrado que los grandes nombres no siempre garantizan títulos.

Los sospechosos de siempre
Igualmente, hay que tomar en cuenta a los eternos favoritos. El Caracas Fútbol Club inició una reestructuración en su plantilla que ha sembrado cierta incertidumbre tanto en la fanaticada como en quienes admiramos el fútbol en general. Con la salida de Ceferino Bencomo, los avileños otorgaron la confianza a un viejo conocido de casa. Eduardo Saragó, el joven técnico que tiene en su haber un campeonato absoluto con el Deportivo Lara.

Caracas vio salir de su plantilla a grandes nombres: Jesús “Chiki” Meza, Rino Lucas, James Cabezas, Julio Machado, Edgar Jiménez, Antonio da Silva “Amaral” y Ángelo Peña son sólo algunas de las bajas que sufrió el equipo de la Cota 905.

Para compensar, Saragó contará con Ricardo Andreutti, César “Mágico” González, Roberto Tucker, Rafael Lobo y Víctor Sifontes.

Una dura tarea la que tiene el once veces campeón del fútbol nacional, quienes desde hace algún tiempo están sedientos de títulos y buen fútbol.

Por último y no menos importante, el Deportivo Táchira tiene una deuda pendiente con su afición desde hace un par de años. Con las incorporaciones para este próximo Torneo Apertura, los dirigidos por Daniel Farías parecen no tener más excusas para justificar el torpe caminar que mostraron en la anterior campaña.

Yohandry Orozco, Juan Azócar, Giacomo Di Giorgi y José Contreras, son algunas de las incorporaciones del Carrusel aurinegro para afrontar esta nueva temporada del balompié nacional.

Mención especial
No podemos perder de vista al actual campeón de nuestro torneo. El Zamora F.C., de la mano del experimentado Noel Sanvicente, buscará repetir el gran momento vivido en el pasado Clausura, y luchar los primeros puestos de la clasificación.

Todo parece estar listo para esta nueva temporada. Los fanáticos ya se encuentran ansiosos por llenar las gradas y aupar a sus equipos.

Por aquí, sólo espero sea un gran torneo. Hago un llamado para demostrar que somos mejores de lo que se ha retratado. Debemos trabajar en conjunto para que la violencia no empañe la nueva temporada. No dejemos espacios a quienes, con su conducta inadecuada, dañan el espectáculo. Esta es mi campaña, mi consigna, mi bandera. ¡Que sea colectiva!


Desde este 10 de agosto, disfrutemos de los 90 minutos emocionantes, apasionantes que nos regala el deporte. Gritemos al ritmo de los goles y celebremos una vez más, porque tenemos fútbol para rato.

@beaneyvi

miércoles, 31 de julio de 2013

Campeones a pedal y bomba

Uno pensaría que la palabra campeón supone un poco más que la adjudicación de un torneo. Quizás no mucho, claro… pero sí por lo menos el respeto de las personas que lucharon arduamente junto a ese equipo o jugador por obtener ese título, así como de quienes se encargaron de organizar dicho campeonato. En fin, cuando un equipo es el campeón de tal o cual torneo, merece ser tratado como tal. ¡Se lo ha ganado!

En un país donde vivir situaciones engorrosas está a la orden del día, y cada quien posee un ticket en mano esperando su turno, el deporte no queda por fuera. Ya bastantes ejemplos nos ha dado el tiempo.

Sin embargo, lo vivido por el Deportivo Anzoátegui para poder llegar a Quito y cumplir con su compromiso en Copa Sudamericana ante el Independiente del Valle ha sido uno de los episodios más absurdos de nuestro fútbol venezolano.

El DANZ, campeón del Torneo Apertura del fútbol nacional pasó las de Caín para poder salir de Venezuela y llegar a su destino en Ecuador.

El plan inicial era que los orientales llegaran al país andino el día martes, para aclimatarse y prepararse de cara al encuentro que significa el debut del equipo venezolano. Todo bien –en teoría- pues lo que se suponía iba a ser un viaje tranquilo y cómodo para el equipo de Anzoátegui, se convirtió en una odisea.

Luego de muchas modificaciones en su agenda de viaje, el DANZ todavía se encontraba en suelo venezolano (Maiquetía) hoy miércoles 31 de julio en horas de la mañana, donde un vuelo chárter los llevó a Guayaquil, y de ahí se dividieron en grupos para tomar un avión y llegar a Quito, para después llegar finalmente a la ciudad donde se disputará el encuentro. ¡Uno lee este itinerario y se cansa!

Con todo esto, el equipo venezolano deberá saltar al terreno de juego y dar lo mejor para sacar un buen resultado que les permita permanecer en el torneo.

Esto es simplemente una locura. ¿Cómo es posible que situaciones como estas pasen en nuestro fútbol? ¿Cómo afrontar de forma competitiva un partido en un torneo internacional, si vienes perdiendo desde que sales de casa? Porque el factor cansancio influirá, el estrés de semejante periplo tendrá impacto en el desarrollo del juego y el rendimiento de los jugadores.

Una vez más se le notan las costuras a la organización, tanto de la Federación como de la directiva del equipo. Ver todo lo que ha pasado el Deportivo Anzoátegui para llegar a su destino le hace pensar a uno que tal avance del fútbol nacional no es tanto como se dice.

El incidente con el DANZ sólo demuestra que, aunque en la superficie haya una leve mejora, seguimos atrapados en las viejas y descuidadas prácticas gerenciales de nuestro balompié. Así, imaginar un fútbol moderno y avanzado, desde todo punto de vista, es una simple utopía.

¿Lo peor? Vendrán miles de críticas si el equipo pierde, porque cómo puede ser posible que los equipos venezolanos no respondan en los torneos internacionales. Será ese momento, donde me invadirá la risa nerviosa como de quien no puede entender que todo lo que aquí se vive es cierto.


Ojalá que el DANZ logre un buen resultado. Digo, al final del día la gente ama las historias de los héroes que superan miles de obstáculos y triunfan. Veremos cómo termina esta película. 

miércoles, 17 de julio de 2013

Con la bandera blanca en mano...

La terminología bélica no es mi fuerte. No por desconocimiento del tema, sino porque constantemente estamos tan rodeados de ella que automáticamente mi sistema rechaza adoptarla como parte de mi vocabulario, y en general como parte de mi vida.

Sin embargo, no puedo decir lo mismo de la situación que atraviesa Venezuela, donde sin estar en guerra vivimos en un conflicto casi bélico día a día. Una sociedad plagada de desdenes, gritos, irrespeto pero en especial, de apatía. Tanto de administrados como por parte de quienes nos administran. Una realidad poco simpática, si me preguntan.

El deporte es de las poquitas cosas neutras que tenemos los venezolanos para el disfrute, para despejarnos de la cotidianidad avasallante, de una situación política, económica y social que agobia hasta al más zen. Es un refugio, en el buen sentido de la palabra, para compartir en familia, con amigos y hasta con desconocidos. ¡Es un regalo, sin duda!

El pasado lunes, la Liga Profesional de Baloncesto venezolano conocería a su campeón para la temporada 2013. Cocodrilos de Caracas y Marinos de Anzoátegui, dos de los equipos más emblemáticos en el país estaban listos para disputar el séptimo y definitivo juego de la serie final, en el gimnasio Luis Ramos de Puerto La Cruz.

Desde hace más tiempo del que quisiera recordar, la violencia se coló como quien lo hace a una fiesta sin invitación, a las citas deportivas que se llevan a cabo en el país. ¿Con qué derecho puede llegar ella a dañar ese espacio poco contaminado, y mancharlo con su odiosa presencia? No hay respuestas.

La noche del lunes, la conocida Caldera del Diablo fue una verdadera caldera pero del desastre. Todo empezó muy temprano, alrededor de las seis de la tarde, cuando un grupo de personas forzó una entrada del gimnasio. ¡Parecía una película hollywoodense! Irrumpieron en las instalaciones del recinto deportivo. ¡A lo macho! ¿Y los funcionarios encargados de resguardar la seguridad de la gente? ¿Qué pasó con ellos? ¿Quién explica el porqué no estaban ahí cuando se les necesitaba?

Llegaría la tensa calma que permitió iniciar el partido, pero a todas luces se veía que las condiciones de seguridad no estaban dadas para jugar. Se avecinaba la tormenta, lo podías percibir en las gradas, en el aforo que se quedó pequeño, en la actitud de la gente y en la poca presencia de efectivos de la Guardia Nacional, así como el cuerpo de seguridad privada que estaba dentro del gimnasio.

Transcurrió el encuentro, y cerca del final llegaría el punto cumbre. A falta de unos escasos 3 segundos para finalizar el partido, Marinos estaba abajo por tres puntos, y una pérdida de posesión de balón desató la locura en La Caldera. Una ráfaga de botellas comenzó a salir de las gradas. Padres corriendo tratando de refugiar a sus niños del infierno que se había prendido. Menores con la sangre corriendo por el rostro. Jugadores huyendo de la cancha. Periodistas bajo sus mesas de trabajo.

Volaron sillas, pedazos de vidrio, vasos, golpes… Voló la decencia y la civilización para darle paso al reino del caos, a la desestabilización, a la voz que reza aquí sobrevive el más malandro.

El embajador del papita, maní y tostón, Pepe Delgado Rivero, quiso apagar el fuego y utilizó gasolina para ello. Apelando al fanatismo más absurdo, culpó a los árbitros de fallas y decisiones que, a su juicio, estaban erradas. Un mal mensaje, en el peor momento posible.

¿Qué estaba pasando? Miraba desconcertada, asombrada y tristemente acostumbrada. En ese lugar, donde la gente va a disfrutar reinaba la violencia y el desastre del que huimos a diario. Imperaba la desorganización, la improvisación. En ese pequeño lugar veía reflejado el profundo problema social y cultural que tiene todo un país.

Quedaba al descubierto la poca eficiencia que ha mostrado tanto la Liga como los dueños de equipos para lograr proporcionarle al público la tranquilidad que merecen a la hora de visitar un recinto deportivo. Habían fallado. ¡Una vez más, fallaron!

Estamos instalados en un país lleno de causas, de acciones fuera de la ley donde la gente no es que cree, sino que está plenamente convencida que puede hacer lo que desee porque en esta bella Venezuela no hay consecuencias. Y no, no exagero. De existir sanciones ajustadas, fuertes, que muestren cero tolerancia a los hechos violentos, lo del lunes no habría pasado.

Me rehúso a creer que la violencia nos gane en cualquier terreno. Es hora de hacer frente a ese pequeño grupo de violentos que parece ser más grande de lo que dicen, porque está metido en todos lados.

Si quienes deseamos vivir tranquilos, disfrutar de ese regalo que significa el deporte para los venezolanos, de verdad somos más, si quienes queremos frenar a los desadaptados estamos por encima, entonces es hora de mostrarnos porque todo parece indicar que la mayoría no está con nosotros.

Este es un grito de impotencia, de coraje, del dolor que me da el ver que cada aspecto de nuestras vidas está invadido por el descontrol social en el que estamos sumergidos.

¡Basta. Ha sido suficiente!


@beaneyvi 

lunes, 15 de julio de 2013

DESDE LAS GRADAS: ¡Ponte los patines!

Por Maiskell Sánchez @maiskell

-El 22 de Octubre de 2012 fue un día muy triste para mi. Me pidieron la renuncia del colegio en donde por trece años fui coordinador de Hockey. Eso de que lo renuncien a uno, es como cuando reúnes plata para comprarte un par de patines y cuando llegas a la tienda, te das cuenta de que cuesta el doble y no puedes comprarlos. Todo el esfuerzo, se reduce a cinco palabras: No necesitamos más tus servicios.

Quien así habla, es Juan De Dios Singer, Director Técnico de la Selección Venezolana de Hockey sobre patines en línea. No dudo en preguntarle si lloró ese día –no imagino su cara con lágrimas, ya que tiene una sonrisa permanente.

 -No lloré, pero si fue muy triste. -¿A quién llamaste? Le pregunto- A mi mamá, quien me dijo que me quedara tranquilo, que ella me apoyaba para montar nuestra propia cancha en un espacio que encontráramos.

¿Qué pensabas en esos momentos?

En todos los alumnos que pasaron por mi entrenamiento, los que quedaban en ese momento… la generación de relevo que estaba preparando… que no podía dejar el trabajo realizado, a mitad de camino.

¿Qué hiciste?

Como mi cancha se encuentra en el colegio, para no perjudicar los entrenamientos de la Selección Nacional, decidí aceptar mi renuncia y seguir trabajando por mi deporte y por el compromiso que tenía con mis muchachos, y lograr sacar la segunda Selección Nacional como Director Técnico y ¡aquí estoy!

¿Por qué pasó todo esto?

Ese mes, me fui al campeonato de Fort Myers en Florida por cuatro días y luego quería hacer una clínica que es muy importante, en Palm Beach, también en Florida, por diez días, pedí permiso, no me lo dieron, me quedé y ahí comenzó el problema.

Pero los problemas no vienen sin solución –excepto la muerte o alguna que otra calvicie- y ese final, lo que hizo fue impulsar a Juan De Dios, para que pusiera todos sus esfuerzos en seguir con la selección y trabajar en la pasión de su vida que comenzó en 1995 en el país, como una fiebre de andar en patines en línea.

En 1996, una tienda deportiva logra reunir dos equipos (dos categorías: una adulta y otra infantil) para que participaran por primera vez en el campeonato Internacional Break Out en Florida, Estados Unidos. En 1996, se inaugura el primer patinódromo, en el estado Carabobo, donde se realiza un campeonato internacional, con Brasil, Argentina y Colombia.

Lo que comienza como una diversión de andar en patines en línea, va encontrando lugar en el deporte y va luciendo el tricolor en distintos eventos internacionales. Me sorprendí cuando vi la lista de competencias de Hockey sobre patines en línea donde Venezuela ha participado, comparto algunas con ustedes, para que se asombren al igual que lo hice yo:

2002: Sudamericano de Clubes en Bogotá-Colombia
2003: Sudamericano en Argentina
2004: Sudamericano en Brasil
2005: Sudamericano en Brasil
2006: Participación en el torneo NARCH, el más importante de Canadá y Estados Unidos, logrando clasificar a la ronda final y quedando de 10mo entre los mejores 22 equipos de los Estados Unidos
2008: Primer campeonato del mundo, en Dusseldorf, Alemania, quedando en la posición 18
2009: Segundo campeonato del mundo, en Varesse, Italia, quedando en la posición 16
2010: Tercer mundial en Beroun, República Checa, manteniendo la posición 16
2011: Cuarto Mundial en Rocarasso, Italia, logrando la posición 14
2012: Quinto Mundial en Bucaramanga, Colombia, manteniendo la posición 14

Son catorce equipos venezolanos, con nombres tan variopintos como Cannibals, Vikingos, Cevaros, Caboclos, Dragón, Indios, Gladiadores, Coyotes, Escorpiones, Pirañas, Bolívar, repartidos en diferentes estados de nuestra geografía.

Juan De Dios me va contando su proyecto tan lleno de entusiasmo que dan ganas de ponerse unos patines, pero me temo que me vería como Bambi cuando nació.

En este momento, nos estamos intercambiando mensajes de Whatsapp, porque él está en Huntington Beach, California, con la Selección Venezolana en el Mundial de Hockey sobre patines en línea que comenzó ayer 14 de Julio,  y quiero que me cuente y me contagie de esa buena energía. A las 8.15pm de hoy (hora venezolana) nuestra selección se enfrenta a Nueva Zelanda. Es el primer juego en el cual vamos a participar. El 21 de Julio, se termina el Mundial, y Juan De Dios, ya tiene agenda para otras competencias.

Algo termina y otro sueño comienza. La renuncia le sirvió para que se abrieran otras puertas, para que en verdad ¡se pusiera los patines!


                             Nuestra Selección Nacional. 

Las injusticias del tiempo...

No importa lo que hagamos. Nada es más inclemente y duro que el paso del tiempo. No distingue edad, color, credo ni profesión. Pasa tan lento y tan rápido que es difícil darse cuenta de cuánto ha transcurrido hasta que quizás es muy tarde como para remediarlo, para hacer algo al respecto.

Crecer suele ser algo doloroso. Hermoso, sí… pero doloroso. Y en el mundo del deporte, el paso del tiempo pasa facturas que no deseamos ver, pero que están presentes. No se pueden evadir.

En la temporada 2013 de las Grandes Ligas, el equipo de los Yankees de Nueva York vio plagada su nómina de peloteros lesionados. Desde A-Rod, pasando por Francisco Cervelli, hasta el mismo Curtis Granderson. Sin embargo, una de las bajas más sensibles para los Bombarderos del Bronx, es sin duda la de su capitán, Derek Jeter, por el peso que tiene sobre sus hombros, la historia que lo acompaña, lo que representa para un equipo tan emblemático como New York, fue un golpe duro para el equipo de la Gran Manzana y su afición.

El eterno #2 de los Yankees, quien sufrió una fractura en su tobillo el pasado 13 de octubre y fue sometido a una cirugía, se vio forzado a ver los juegos de su equipo desde casa. Su debut en la presente campaña fue pospuesto hasta la noche del jueves, cuando después de muchos meses de espera y rehabilitación, Jeter hizo acto de presencia en el Line up de los mulos del Bronx por primera vez en la actual campaña del mejor béisbol del mundo.

Todos los ojos del mundo: fanáticos, analistas deportivos, reporteros, amigos y hasta desconocidos de la pelota estaban puestos en el retorno del capitán. ¿Su entrada? Magistral, como sólo él sabe hacerlo. Un imparable tras ver el primer lanzamiento ante los Kansa City Royals, dejaba en evidencia que el experimentado pelotero llegaba para quedarse. O así creíamos.

En el octavo inning, Jeter fue reemplazado por presentar lo que al principio se diagnosticó como tensión muscular. El capitán volvía a prender las alarmas.

El viernes en la mañana, Brian Cashman informó que tras el debut de 8 innings y una ronda de resonancia magnética, Derek Jeter presenta un tirón de primer grado en el cuádriceps derecho y no verá acción sino hasta después del Juego de las Estrellas, y dependiendo de su evolución.

Al grandeliga de 39 años, lleno de determinación, de lucha y fuerza, quien siempre está mentalmente listo para el juego, su cuerpo puede estar informando que mente y cuerpo deben estar en sintonía antes de entrar al terreno de juego. ¿Fue apresurado el debut de Jeter? Recordemos que sólo vio acción en cuatro juegos de “rehabilitación” antes de retornar a la alineación estelar de los Yankees.

La carrera de Derek ha estado plagada de gloria, un desempeño increíble, y un camino directo al Salón de la Fama en Cooperstown, pero la edad no perdona. Hablamos de alguien que ha estado en alta competición desde hace 18 años, cuando debutó en la gran carpa.

Y ojo. Con esto no digo que se acerca su retiro, o que es menos efectivo ahora que cuenta con 39 años de vida. Es uno de los mejores peloteros de la historia y en eso no hay duda, pero no es descabellado analizar que su cuerpo puede estar mandando señales del paso inclemente del tiempo, lo que debe ser atendido no sólo por el jugador sino por el cuerpo técnico de los New York Yankees.

Sé que aun queda mucho por ver de Derek Jeter en las Grandes Ligas. Esperemos que esta nueva lesión evolucione favorablemente, y sea un alerta importante para empezar a entender que el brillante capitán también es un ser humano víctima del odioso e implacable paso del tiempo.

jueves, 27 de junio de 2013

DESDE LAS GRADAS: Se busca "enseñador"

Por Maiskell Sánchez @maiskell
Leo en Twitter, “juego de infarto”, “me va a dar algo” “que estrés” “que sufrimiento” y otros más emocionados escriben “qué locura esta vaina” “Qué bolas de juego” No me queda otra que prender la televisión. Es el tercer cuarto del séptimo partido de la final de la NBA.
Veo a un gigante ser el dueño completo de la cancha: LeBron James. La cancha se ve chiquita. El juego es tan rápido que alegrarse o quejarse pasa en fracciones de segundos. No importa si no entiendes, igual emociona.
En mi familia, hay fanáticos para todos los deportes y equipos. Busco al que es fanático del Miami Heat y al de San Antonio Spurs para comentar con ellos el juego. Confieso que voy por el Miami Heat, pero a mi me gusta Tony Parker: Qui n´en a pas?  
Me remonto de inmediato a los tiempos cuando practicaba tenis de mesa (me pregunto porqué escogí ese juego) donde mi entrenador –el chino, chino asiático y más venezolano que la arepa- nos tenía que sacar de la cancha de basket para seguir el entrenamiento. Driblar me encantaba, claro, con mi tamaño no serviría ni para piloto, pero ese es otro cuento.
Al día siguiente, en el almuerzo, la conversa giró sobre la final de la NBA y el basket en general. En vez de aprender porqué son tres, dos, o un punto, lo primero que pregunté fue por Andersen, jugador que imagino, debe tener tatuados hasta las plantas de los pies. Hacerle una foto sería genial.
Lo que más me emociona es lo rápido que cambia la pizarra.
El equipo que siempre me gustó era el de Michael Jordan, así que grité a ritmo de Chicago Bulls y de los Wizards. Conclusión: lo que me gustaba era el juego de Michael Jordan.
Por este desorden en el basket, busco quien me enseñe a entender el juego por completo, y compartir los cuarenta y ocho minutos dentro de una cancha para terminar diciendo: ¡Qué grande LeBron James!


Roja Directa. Parte III


¡Ay, el brillo de las estrellas! Y no, no me refiero a las que vemos todas las noches en el firmamento. Hay personas que llegan a la palestra pública y se convierten en un brillo andante como resultado de sus acciones, de sus hazañas y logros. En especial, cuando esos llegan acompañados de una buena dosis de drama. ¡Cómo se disfruta cuando el héroe termina siendo el que más dificultades ha tenido!

Así sucedió con Lance Armstrong.

Ciclista con una prominente carrera, fortaleza y gran capacidad de superación. Todos los ingredientes para de un ícono deportivo.

Armstrong comenzó a brillar desde 1991, cuando consiguió su boleto para participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Tras lograr el puesto 14º en la cita olímpica, firma su primer contrato como profesional con el equipo de Motorola. Después de eso, el camino estaba listo para las ruedas del estadounidense.

Luego de ganar competencias de alto nivel como la Clásica de San Sebastian en 1995, consiguió la etapa final en  Limonges del Tour de Francia, donde el momento más emotivo fue su llegada a la meta con los brazos al cielo para dedicar la victoria a Fabio Casartelli, compañero de equipo de Lance quien había fallecido en esa misma edición del Tour.

La vida tiene más drama que cualquier novela de televisión... La de Lance Armstrong no fue la excepción.

Llega el funesto año 1996. Un duro revés para el ciclista. A sus 25 años de edad, y luego de someterse a varios exámenes, los médicos detectan un cáncer testicular, el cual había hecho metástasis en los pulmones y el cerebro del estadounidense.

Con semejante golpe, Armstrong se sometió de emergencia a una cirugía donde le fue extirpado un testículo, y fue expuesto a varias sesiones de quimioterapia. Tras haber pasado por el duro procedimiento, le fue informado que sus probabilidades de sobrevivir a la enfermedad eran menos de un 40%.

Con eso en mente, Lance empezó un tratamiento con una quimioterapia que, según sus doctores, no disminuiría su capacidad pulmonar en caso de supervivencia. Fue intervenido nuevamente para extirpar los tumores que invadían su cerebro, y pasó por un último ciclo de quimioterapia a finales de 1996.

¡Sorprendentemente, lo había hecho! El ciclista salió victorioso en la dura batalla contra el cáncer, y reapareció en 1998 al escenario deportivo.

Teniendo en los bolsillos esa victoria ante la muerte, Lance Armstrong logró lo que nadie había imaginado. Tras un regreso de antología, el estadounidense llegó a la élite del ciclismo cuando se quedó con el título del Tour de Francia de 1999.

Para engrandecer aún más su nombre, su estrellato, su leyenda, Lance alcanzó uno de los records más imponentes en la historia del deporte; alzarse siete veces con el Tour de Francia, la competición más importante en el ciclismo profesional.

A lo largo de todos esos años donde decir “Lance Armstrong” era un sinónimo de Superman, fue señalado de dopaje y uso de ciertas sustancias que influyen en el rendimiento de los atletas -esteroides, suplementos prohibidos, y otros psicotrópicos- y en todas esas ocasiones, el americano negó categóricamente que usara dichas sustancias, respaldado además por los resultados de las pruebas a las cuales fue sometido en numerosas oportunidades. ¡Él tenía razón! Todo indicaba que su actuación siempre fue limpia y honesta, al menos así se vendió a quienes lo observamos detenidamente.

Tras siete Tours de Francia, millones de dólares en premios, patrocinio y el brillo incandescente de una estrella, llegaría el fatídico año 2012 para Armstrong.

Luego de una investigación exhaustiva, de muchas voces, de comunicados, desmentidos y una polémica sin fin, el deportista fue acusado el 13 de junio de 2012 por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), presentando un escrito de 15 páginas donde se explicaban los cargos por los cuales se le acusa y una serie de pruebas en contra del ciclista.

Su proceso ante la USADA terminó con el retiro de los siete títulos de Tour de Francia que había obtenido, por cuanto se determinó que los mismos fueron ganados por el ciclista, quebrantando las reglas en relación al dopaje y al uso de sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento.

En octubre de 2012, fue presentada la acusación formal por parte de la USADA ante la Unión Ciclista Internacional (UCI), en contra de Lance Armstrong y el equipo US Postal, por utilizar lo que llamaron el “...sistema más sofisticado, profesionalizado y exitoso de dopaje que el deporte jamás ha visto”. En dicho informe, de unas 1000 páginas, existen las deposiciones de 26 personas, entre las que destacan las declaraciones de 11 excompañeros de Lance. Estudiada la acusación presentada por la USADA, la UCI decidió hacer efectiva la sanción contra el ciclista, y proceder a despojarlo de los 7 títulos del Tour de Francia, y sancionarlo de por vida, vetándolo del ciclismo profesional.

Un golpe muy duro para el tejano, quien meses después de la decisión, rindió una entrevista a la presentadora Oprah Winfrey, donde reconoció que sí había hecho uso de sustancias y procedimientos prohibidos (Eritropoyetina, testosterona y transfusiones de sangre) para mejorar su rendimiento en la competición... ¡Así, sin mayor esfuerzo!

Y usted probablemente dirá que esto es un simple caso de dopaje, donde la ética deportiva se perdió, pero que comparado con otros casos, no es “tan grave”. Lo de Lance Armstrong no sólo fue un caso de quebrantamiento de las normas deportivas y el reglamento de la USADA, sobre el uso de sustancias ilegales sino que cuando se revisa a fondo todo lo que sucedió en este emblemático caso, tenemos delitos serios.

La estafa de quien vendió una imagen para seguir brillando, valiéndose de la heroica historia que venía con su persona tras la batalla que libró con una terrible enfermedad. El daño patrimonial causado a patrocinantes, equipos, empresas y fundaciones, forma parte de todo lo que se llevó por delante el estadounidense, desde 1998.

Muchos hablaban del secreto a voces en relación al caso del dopaje. Con el proceso instruido contra Lance, y las sanciones aplicadas, quedó en evidencia uno de los grandes problemas del ciclismo profesional, donde todos saben pero nadie dice nada, porque al final todos pueden caer por el mismo tobogán.

¿Era necesario llegar a esas instancias, alargando lo que sería inevitable? 

Cuando la ética se confunde con el quebrantamiento de leyes federales, ¿hasta dónde puede llegar una persona, un equipo completo, por el triunfo, sin importar las consecuencias? Lamentablemente, esto es sólo la punta de iceberg.